Un reciente artículo publicado en The Lancet Planetary Health ha encendido las alarmas al revelar que el cambio climático representa una amenaza significativa para la seguridad y continuidad del suministro de sangre a nivel global. El estudio, realizado por la Cruz Roja Australiana Lifeblood y la Universidad de Sunshine Coast, destaca que los efectos del cambio climático no solo impactarán la salud de los donantes, sino que también aumentarán la demanda de sangre debido al incremento de enfermedades y desastres naturales.
La investigación, liderada por la doctora Elvina Viennet, investigadora de Lifeblood y becaria adjunta de la Universidad de Sunshine Coast, surge semanas después de que el ciclón Alfred azotara Australia, provocando una cancelación sin precedentes de donaciones de sangre. “Además de limitar la movilidad de un gran número de personas, estos eventos alteran el almacenamiento, la seguridad y el transporte de sangre, que tiene una vida útil corta”, explica Viennet. La doctora agrega que “se espera que las temperaturas más cálidas y los desastres naturales como olas de calor, inundaciones, ciclones e incendios forestales se vuelvan más frecuentes y graves”, lo que agrava el problema.
Una cadena vulnerable
El proceso que lleva la sangre desde el donante hasta el paciente incluye etapas críticas: donación, transporte, almacenamiento, pruebas y distribución. Según los investigadores, el cambio climático amenaza cada una de estas fases. Fenómenos como olas de calor, inundaciones y tormentas pueden interrumpir campañas de donación, dañar equipos de transporte refrigerado y comprometer los controles de calidad. Además, el calentamiento global está amplificando la propagación de enfermedades infecciosas como el dengue y el virus del Nilo Occidental, que pueden transmitirse a través de transfusiones.
“La exposición a fenómenos climáticos extremos y los cambios en los patrones epidemiológicos de enfermedades representan desafíos sin precedentes para los bancos de sangre”, señalan los autores del estudio.
Países más vulnerables y desafíos en donaciones
Los países más propensos a sufrir los impactos del cambio climático en el suministro de sangre son aquellos que enfrentan mayor riesgo climático, según el Índice de Riesgo Climático Global 2020. Japón, Filipinas y Alemania encabezan la lista, seguidos por regiones como Bangladesh, donde el 75% del territorio está técnicamente sumergido, y Etiopía, que enfrenta sequías severas que afectan a millones. En Nigeria, las inundaciones han destruido cultivos, exacerbando problemas de salud que podrían aumentar la demanda de sangre. Estas regiones tropicales y propensas a desastres naturales enfrentan mayores riesgos de interrupciones en las campañas de donación y el transporte de sangre, además de un aumento en enfermedades transmitidas por vectores que requieren pruebas más rigurosas [Ref web ID: 21].
Por otro lado, la donación de sangre sigue siendo insuficiente en muchos países, especialmente en aquellos de ingresos bajos y medianos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 66 países recolectan menos de 10 donaciones por cada 1000 habitantes, incluyendo 37 países de la región africana, siete en las Américas, y otros en Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental. En América Latina y el Caribe, nueve países no alcanzan el 10% de donaciones voluntarias, dependiendo en gran medida de donaciones de reposición o familiares. Las razones incluyen la falta de sistemas de salud organizados, baja conciencia pública sobre la donación voluntaria, y barreras culturales o logísticas que desalientan la participación. Por ejemplo, en países de ingresos bajos, las mujeres representan solo el 33% de las donaciones, y en 15 países, menos del 10%, lo que refleja desigualdades de género y acceso
Soluciones adaptadas a un problema global
El estudio subraya que, aunque el impacto es global, las soluciones deben adaptarse a contextos locales. En regiones tropicales, donde las enfermedades transmitidas por vectores están en aumento, se necesitan pruebas más estrictas y tecnologías avanzadas para inactivar patógenos en transfusiones. Innovaciones como el uso de drones para transportar sangre, ya implementado con éxito en Ruanda, o la adaptación de rutas de entrega ante interrupciones, son estrategias prometedoras.
Otros desafíos incluyen la disminución de la elegibilidad de donantes debido a problemas como dietas bajas en hierro o afecciones de salud causadas por el calor extremo. Además, la migración inducida por desastres naturales podría crear “desiertos de sangre”, áreas con escasez de donantes, especialmente para tipos sanguíneos raros.
Un llamado a la acción
Los expertos enfatizan la necesidad de construir sistemas de suministro de sangre resilientes para enfrentar un mundo donde el cambio climático está redefiniendo las dinámicas de salud pública. Esto incluye invertir en planes de emergencia, diversificar la base de donantes y fomentar la cooperación internacional. También se requiere cerrar las brechas en la investigación y desarrollar nuevos modelos logísticos que garanticen la seguridad e igualdad en el acceso a la sangre.
“No podemos permitir que el cambio climático ponga en jaque sistemas fundamentales para garantizar el bienestar y la vida de millones”, concluyen los autores. La urgencia de actuar es clara: el suministro de sangre, vital para salvar vidas, enfrenta una amenaza sin precedentes que exige respuestas inmediatas y coordinadas a nivel global.