Lo dice el estudio de una prestigiosísima universidad alemana que compiló datos durante 10 años de 15.000 personas de entre 35 y 74 años
Los accidentes cardiovasculares discriminan a los más pobres. Cuanto mayor es la pobreza, mayor es el riesgo ser afectado por un derrame cerebral. La conclusión surge de un estudio de investigadores de la prestigiosísima Universidad de Maguncia (Alemania) considerada desde 1477 como uno de los claustros más serios de Europa.
“El bajo nivel socioeconómico se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (técnicamente conocida como ECV), incidente y mortalidad en una gran cohorte de la población general, incluso después de un ajuste exhaustivo por variables asociadas”. Pero hay que tener cuidado, porque agrega: “La educación y la ocupación pueden ser más importantes en relación con el riesgo de ECV y mortalidad en comparación con los ingresos netos del hogar”.
Un derrame cerebral es una emergencia médica que incluye problemas para caminar, hablar y entender; además de parálisis o entumecimiento del rostro, los brazos o las piernas. El estudio fue publicado en el European Journal of Preventive Cardiology, en base a datos del Estudio de Salud Gutenberg (GHS por sus siglas en alemán) que compiló información durante diez años.
Participaron 15.000 personas (mujeres y hombres) entre 35 y 74 años de la región Rin-Meno (la segunda región metropolitana más grande de Alemania) de niveles socioeconómicos diversos. Para evitar la participación de factores diferentes al nivel socioeconómico, consideraron datos que aumentan las probabilidades de un ECV, como el consumo de alcohol, el tabaquismo y la actividad física. Concluyeron que “a pesar del acceso universal a la atención sanitaria, la desventaja social acumulativa sigue estando asociada a un mayor riesgo de ECV y mortalidad”. Pero cuidado. Agrega que “las dimensiones de la educación y la ocupación, pero no el ingreso neto del hogar, se asocian con los resultados de interés”.
En definitiva, recomiendan a los responsables de políticas sanitarias tres obviedades harto difíciles, salvo en el imaginario de algún perdido filósofo autodidacta:
- acabar con la pobreza,
- aumentar los niveles de educación; y
- hacer más accesible la cultura a toda la población, lo cual también tendrá efectos positivos en la salud de las personas.
Pero, en el “mientras tanto”, el estudio recomienda que “los factores socioeconómicos deben introducirse de forma rutinaria en las puntuaciones de riesgo de ECV establecidas en el contexto de la prevención primaria para el tratamiento o incluso la reducción de las ECV. Sin embargo, también hay que destacar que, desde un punto de vista práctico, ninguna dimensión socioeconómica por sí sola es suficiente para modificar los resultados previstos de una población, ya que existe una interrelación y complejidad sustanciales entre estas dimensiones”.