A veces los humanos hacemos bien las cosas

Diversidad

 La crisis climática es un mortífero recordatorio diario del daño que los humanos somos capaces de infligir en el planeta que habitamos. Sin embargo, así como podemos causar destrucción, también podemos ser agentes sanadores: estas 11 historias de especies que estuvieron en peligro de extinción y se han recuperado demuestran que nuestro poder bien usado, por ejemplo, en los esfuerzos de conservación, hace la diferencia.

Lince ibérico

Este 2024, el lince ibérico dejó de estar "en peligro", según la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), que evalúa la salud de más de 160.000 especies.

La población de linces ibéricos, ahora categorizados como "vulnerables", ha aumentado significativamente "gracias a proyectos de reintroducción y cría en cautividad", dice la IUCN. Las cifras son contundentes: en 2001 se computaban cerca de 60 individuos maduros de la especie, para 2022 la cifra había pasado a cerca de 650 y, en la actualidad, se estima que entre jóvenes y maduros hay más de 2.000 especímenes.

Las acciones que han fomentado la recuperación del lince, según IUCN, incluyen la restauración de hábitats de matorral y bosque mediterráneo, la creación de corredores biológicos y la protección de la especie que es base de su alimentación, el conejo europeo, entre otras.

Panda gigante

Los adorables pandas gigantes son otro de los casos de éxito de conservación más sonados: en 2016, la IUCN dejó de considerarlos en peligro de extinción, una decisión que desde entonces ha ratificado China, que pasó más de medio siglo intentando aumentar la población de sus famosos animales creando extensas reservas en varias cadenas montañosas.

La población de los pandas ha aumentado casi un 17% en la última década, según datos del Zoo de Atlanta reportados previamente por CNN, aunque las cantidades de especímenes en el país asiático todavía se consideran bajas para la cría y el mantenimiento de una población viable. Ahora está considerado como "vulnerable".

El rinoceronte indio y el rinoceronte blanco

En términos históricos, el rinoceronte blanco fue protagonista de un "retorno espectacular" en el siglo XX: a principios de la centuria había unos 100 especímenes y para finales de 2012 la cifra ascendía a 21.000, según la International Rhino Foundation.

Sin embargo, no todas las noticias en este frente han sido positivas desde entonces: "De 2012 a 2021, su gran número los convirtió en el principal objetivo de los cazadores furtivos de rinocerontes, que forman parte de organizaciones transnacionales que buscan vender cuernos de rinocerontes en el mercado negro", dice la organización. Eso hizo que la población disminuyera un 24% en ese período. En 2015 fue el pico más reciente de muertes de individuos de la especie, que desde entonces han descendido. Para 2023 se estimaba una población de unos 16.800.

Otro ejemplo de recuperación ha sido el rinoceronte indio: la población de esta especie, que reside primariamente en el gigante asiatico y en Nepal y ocasionalmente en Bután, ha aumentado cerca de un 20% en la última década, según la International Rhino Foundation. Estos rinocerontes, clasificados como "vulnerables" por la IUCN, han crecido de manera sostenida "gracias a la colaboración" entre los países donde habita y una "estricta protección y gestión gubernamental".

Ballena azul

La ballena azul, el verdadero gigante de los océanos, "fue cazada hasta casi su extinción por su aceite y grasa, que se utilizaban para productos como la margarina, el jabón y las lámparas", según el Museo Nacional de Historia del Reino Unido.

Cuando la industria ballenera alcanzó su punto álgido, a principios y mediados del siglo XX, cientos de miles de especímenes fueron sacrificados. A partir de 1966, la Comisión Ballenera Internacional les otorgó protección legal y desde entonces "su población se ha recuperado lentamente, aunque todavía hay muchas menos ballenas azules en nuestros océanos de las que había antes", según el museo. Sigue catalogada como en peligro por la IUCN, pero la tendencia de la población es creciente, con entre 5.000 y 15.000 individuos maduros según la organización.

Oryx de Arabia

Adaptado a la vida en el desierto, el oryx de Arabia puede pasar largos periodos sin agua en su duro y árido hábitat, tal como ha explicado previamente CNN.

Tras ser sistemáticamente cazado por su carne, su piel y sus cuernos, la especie desapareció de la naturaleza en la década de 1970.

Desde entonces, se ha reintroducido en Israel, Omán, Arabia Saudita, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos. Cerca de 1.200 órix habitan ecosistemas silvestres, y más de 6.000 están en cautiverio, según calcula la UICN. La especie pasó de estar "en peligro" a ser "vulnerable" en 2011.

El zorro isleño de Santa Cruz

La población de zorros isleños en la isla californiana Santa Cruz y sus vecinas comenzó a disminuir rápidamente en la década de 1990, explica The Nature Conservancy. Investigaciones revelaron que las responsables eran sus depredadoras águilas reales, que habían empezado a aparecer en la isla como resultado de un desequilibrio en el ecosistema.

"En pocos años, la población de zorros de la isla de Santa Cruz se redujo de unos 2.000 ejemplares a menos de 100. En las dos islas vecinas solo quedaban 15 zorros en cada una", cuenta la organización.

En 2004, la especie fue agregada a la lista de animales en peligro de extinción y empezaron los esfuerzos para restaurar su ecosistema y recuperar a la población. Los resultados fueron extraordinarios: para 2016, los zorros isleños fueron retirados de la lista de especies en peligro. Se trata de la recuperación de mamíferos más rápida que se haya logrado mediante esfuerzos de conservación.

El caballo de Przewalski

El caballo de Przewalski se ha convertido en uno de los éxitos de reintroducción más emblemáticos, tal como ha reportado CNN.

En la década de 1960, esta especie de caballos se extinguió en las estepas de Asia Central, pero un programa de cría en cautividad en 1985 despertó la esperanza de su recuperación. En 1992, se puso en marcha un programa de reintroducción en Mongolia, y para 2018 se calculaba que más de 500 caballos habitan libres por el país.

China puso en marcha su propio programa en 2001, liberando a los caballos en reservas naturales semisalvajes durante parte del año.

El caballo de Przewalski también regresó a la región rusa de los Urales en 2016, y hay planes para futuras reintroducciones en Kazajistán. En la actualidad, la población combinada salvaje y cautiva ronda los 1.900 ejemplares.

Caimanes americanos

Estados Unidos puso al aligátor americano o caimán del río Mississippi en su lista de especies en peligro de exintición a fines de la década de los 60, según el Fondo Internacional para el Bienestar Animal.

"Se vieron amenazados por primera vez en el siglo XIX debido a la demanda de sus pieles, lo que provocó una caza generalizada y el descenso de su población", explica la organización. Posteriormente, el número siguió disminuyendo por la agricultura, la contaminación química, los fenómenos meteorológicos extremos y la intrusión de agua salada en su hábitat.

Sin embargo, los esfuerzos de conservación que implicaron, entre otras cosas, la implementación de prácticas agrícolas y ganaderas que minimizaran el impacto en la especie hizo que el caimán se recuperara con éxito. Ahora hay entre 750.000 y un millón de especímenes, según la organización.

El águila calva

Las águilas calvas, símbolo nacional de Estados Unidos, llegaron a estar al borde de la extinción, explica la American Eagle Foundation.

"Durante mucho tiempo, las águilas fueron abatidas con regularidad porque se las consideraba una amenaza para el ganado y la población de salmón. Se ofrecían recompensas por los cadáveres de águilas", explica la Fundación en su sitio. En 1940, su declive llevó al Congreso estadounidense a aprobar una ley para protegerlas.

"Tras el uso generalizado del insecticida DDT a partir de mediados de los años 40, las poblaciones de águila calva disminuyeron catastróficamente. El DDT hizo que las cáscaras de los huevos se volvieran tan finas que se rompían con facilidad. En 1963, sólo había 417 parejas nidificantes en los 48 estados continentales. En 1972 se prohibió el uso del DDT en Estados Unidos y en 1973 en Canadá, lo que hizo posible el éxito de los programas de recuperación", explica.

Hoy el panorama es completamente diferente: se estima que hay más de 316.000 ejemplares, y de ellos cerca de 71.500 son parejas que arman nidos.

El halcón peregrino

El halcón peregrino fue tipificado como especie en peligro en Estados Unidos en la década de los 70, afectado por la caza, las trampas y la pérdida de su hábitat, explica el Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales.

"Al igual que el águila calva, los halcones peregrinos sufrieron un envenenamiento generalizado con DDT, lo que provocó un fuerte descenso de sus poblaciones, sobre todo en Estados Unidos. Con la prohibición del DDT en todo el país, las poblaciones empezaron a recuperarse", dice. Actualmente, la especie está protegida por ley y hay programas de cría para fomentar su crecimiento. La situación ha mejorado de tal manera que la IUCN la clasifica como una especie de menor preocupación.