Marineland, el mayor parque marino de Europa, cerró sus puertas el pasado domingo. Este cierre se produce en un contexto de cambios legislativos y una notable disminución en el número de visitantes, que ha caído de 1,2 millones anuales a solo 425,000 en los últimos años.
La decisión de cerrar el parque se debe principalmente a la nueva legislación francesa que prohíbe los espectáculos con cetáceos a partir de 2026. Esta normativa refleja un cambio en la percepción pública sobre el bienestar animal y la ética de mantener a estos seres vivos en cautiverio para entretenimiento. La ministra de Transición Ecológica, Agnés Pannier-Runacher, comentó que "el público ha evolucionado en su visión de este tipo de espectáculos con animales... que no son naturales", subrayando una tendencia que se observa a nivel internacional.
Con el cierre de Marineland, surge la preocupación sobre el futuro de los 4,000 animales que residen en el parque, incluidos dos orcas. La dirección del parque ha estado trabajando en un plan para reubicar a estos animales, priorizando su bienestar. Aunque se consideró la opción de liberar a las orcas en el mar, esta alternativa fue rápidamente descartada debido a su incapacidad para sobrevivir en un entorno natural.
En lugar de eso, se ha propuesto trasladar a las orcas a un parque marino en Tenerife, en las Islas Canarias, una opción que ha sido respaldada por el Ministerio de Transición Ecológica. Sin embargo, el estado de salud "frágil" de las orcas plantea riesgos significativos durante el traslado, lo que ha llevado a las autoridades a evaluar cuidadosamente todas las opciones disponibles.
Marineland ha estado comprometido con el bienestar animal a lo largo de su historia, implementando diversas iniciativas para mejorar las condiciones de vida de los animales en cautiverio. A pesar de los desafíos, el parque ha trabajado en programas de conservación y educación, buscando crear conciencia sobre la importancia de proteger la vida marina.
El cierre de Marineland no solo representa el fin de un popular destino turístico, sino también un cambio significativo en la forma en que la sociedad aborda el bienestar animal y la conservación de las especies marinas. A medida que el parque se prepara para su cierre definitivo, la atención se centra en garantizar un futuro seguro y saludable para los animales que han sido parte de su historia.