Iberdrola acusó de mentirosa a Repsol y abrió una “caja de Pandora”

Energías Limpias

La gigante de la electricidad, afirma que la petrolera miente cuando se proclama ser sustentable, mientras que arroja millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. El caso es ya un sainete por capítulos de un “programa de chimentos”. Pero más allá de lo anecdótico, abre las puertas para que otras empresas sigan el ejemplo, para denostar (con o sin causa) a sus competidores.

Como si se tratara de una trama originada en un amarillo “programa de chimentos”, el mundo de los negocios sigue a diario en estos días los dimes y diretes entre dos gigantes energéticos españoles: Iberdrola y Repsol. En febrero Iberdrola presentó por lo bajo una demanda contra Repsol, acusándola de mentir de ser una empresa verde. Un mamotreto de 107 páginas ingresó silenciosamente en el Juzgado “de lo Mercantil Nro. 2” de Santander (capital de Cantabria, España). Semejante demanda, obviamente nadie leyó. Pero, dado que Repsol siguió sin empacho con su agresiva política de fagocitarse clientes de Iberdrola, una mano invisible (el lector podrá imaginar de quien se trata) resumió la causa en unos pocos párrafos, la envió a los medios españoles durante los últimos días para que se hagan un picnic, y resultó.

Iberdrola acusó a la petrolera de vulnerar tres artículos de la ley española de competencia desleal en varias de sus campañas sobre combustibles sintéticos, hidrógeno y promociones con varias fuentes energéticas. La noticia provocó en España un escándalo de proporciones mayúsculas, que cotidianamente genera nuevos condimentos, igual que si se tratara de dos personajes del mundo de la farándula que discuten por TV o por Twitter (ahora X) con afirmaciones cada vez más subidas de tono.

El temido “efecto contagio”

Obviamente que, por tratarse de dos mega empresas españolas, “el sainete” excede al mundo de los negocios: todos los españoles quieren enterarse del último capítulo de la trama. Iberdrola pide a la Justicia que retire las campañas de publicidad de Repsol, que se destruya su material que pueda llegar a consumidores (cartelería, folletos, vídeos, grabaciones…), que se prohíba publicar contenidos similares a los denunciados en el futuro y que, si el asunto acaba en una sentencia condenatoria. Además, pretende que Repsol publique la sentencia en su web y canales de comunicaciones (publicidad en medios y redes sociales de la empresa). Pero más allá de a cuál empresa le dará la razón la Justicia dentro de unos años (después de las apelaciones de rigor), el tema concita especial interés de la comunidad de negocios mundial, porque podría convertirse en una verdadera “caja de Pandora” al marcar un camino posible para denostar a empresas competidoras, sean ellas verdes o negras, o de algún otro color. Claramente la principal fuente de ingresos de Repsol no “precisamente” verde: la principal fuente de sus ingresos es la refinación y el transporte del petróleo. Según el Informe de “Descarbonización 2023” del Observatorio de Sostenibilidad y GrandMother (de la Universidad de Alcalá), durante 2023 Repsol fue la empresa española que más gas de efecto invernadero emitió en 2022: 12,43 millones de toneladas de CO2 equivalente.

Reacción a la competencia

La acusación de Iberdrola se centra en una supuesta competencia desleal, mediante publicidad engañosa. Según Iberdrola, Repsol emplea prácticas de “greenwashing” o “zaraza verde” al promocionar ofertas eléctricas sustentables, mientras simultáneamente ofrece descuentos en carburantes cuyo uso perjudican el medio ambiente. Con su apelación, palabra más o menos, de que “sea verde como nosotros” Repsol lleva ganados 552.000 clientes en solo un año, convirtiéndose en un feroz competidor para las grandes eléctricas que operan en España, es decir para Iberdrola, Endesa y Naturgy. Iberdrola llevó el caso a Santander debido a que es allí donde Repsol tiene su rama de distribución de electricidad y gas, posibilitando así la presentación de la demanda según la normativa procesal.

Repsol es el cuarto operador del mercado eléctrico español, tras adquirir Viesgo en 2018. El año pasado declaró atender a unos 2,1 millones de españoles con electricidad y gas, es decir 49,1% más que el año anterior. Claramente todavía está a kilómetros de distancia de los 11,44 millones de consumidores que viven en el bolsillo de Iberdrola (creció un poco, frente a los 11,36 millones de 2022), pero su avance luce meteórico. Ese es, aparentemente, el eje de la “trifulca ecológica” entre ambas empresas.

Desde Repsol, dicen que su agresiva estrategia comercial está generando "nerviosismo" en Iberdrola que, según ellos, está acostumbrada a operar en un mercado regulado y no en uno competitivo. Las tensiones entre ambas compañías, que salieron a la luz con la denuncia, reflejan la agitación en el sector energético español, donde la lucha por la cuota de mercado y la percepción pública de la sostenibilidad están en el centro de la escena.