Puso la mira en los Fondos de Inversión supuestamente verdes y reveló que casi la mitad, en la práctica, tienen color gris o todavía más oscuro
LaEsma (Autoridad Europea equivalente a la CNV criolla de la CE) se sumó a la “cacería de brujas” encarada por el mundo civilizado para sancionar a los emisores de bonos que mienten descaradamente que supuestamente tienen ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible del Pacto Mundial de Naciones Unidas) mientras que contaminan a lo brutos y sin ningún pudor.
Esa práctica, que se pretende erradicar, en la jerga se llama “greenwashing”. En los últimos días publicó un análisis donde critica a los fondos de inversión supuestamente verdes, y que incluyen en sus carteras cualquier “verdura”.
En los últimos años, el número de empresas firmantes del Pacto Mundial de Naciones Unidas (y, por tanto, de los ODS)se ha disparado hasta rondar las 22.000.Con ello, lo ha hecho el número y el tamaño de los fondos vinculados a los ODS; este último se triplicó en Europa entre 2020 y 2021, hasta superar en 2021 los 80.000 millones de euros. Actualmente rondan los 74.000.Su tamaño es reducido, suponen menos de un 1% del caudal de fondos de la UE (que supera los 8,8 billones de euros).Pero, según la Esma, "incluso tratándose de un mercado pequeño, puede plantear riesgos para los inversores si estos productos no llevan a cabo lo que éstos pueden, legítimamente, esperar de ellos", basándose en las afirmaciones que realizan los propios vehículos en sus folletos.
Más de la mitad de las empresas firmantes de los ODS se adhirió después de 2020, y el 44% de los fondos ligados a ellos también fue lanzado después de 2020."Nuestro análisis arroja preocupaciones sobre la protección del inversor", se señala en el documento, firmado por las analistas de riesgos Sara Balitzky y Natacha Mosson y fechado el pasado 1 de febrero. Estas expertas analizaron una muestra de 289 fondos domiciliados en el Área Económica Europea (UE más Noruega, Islandia y Liechtenstein) que, o bien realizan afirmaciones sobre su contribución positiva a los ODS, o bien facilitan métricas específicas sobre cómo sus elecciones de inversión se alinean con ellos. La primera conclusión es que los fondos ligados a ODS no tienen una exposición superior a empresas firmantes del Pacto Mundial de Naciones Unidas que cualquier otro fondo: un 46,9% de sus activos gestionados están expuestos, frente a un 48% en los fondosno ODS.
Incluso en los productos que directamente se identifican comono sostenibles, la exposición a compañías firmantes del Pacto Mundial es muy parecida, cercana al 45%.
Balitzky y Mosson también analizaron la información divulgada sobre estos fondos sobre su impacto sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y concluyeron que los productos que dicen impactar sobre los ODSsalen en ocasiones peor que el resto de fondos en determinadas cuestiones."En relación con el ODS 5 (Igualdad de género), los fondos ligados a ODS presentan una brecha salarial de género más baja, pero tienen un porcentaje de mujeres ligeramente inferior en el consejo de administración", explican (ver gráfico). Con las emisiones de gases de efecto invernadero, el dato es más sangrante, ya que los fondos ODS generan más emisiones de alcance 3 que los no ODS. Las emisiones dealcance 3son consideradas las más importantes en ciertos sectores, no en todos (los contables de Deloitte estima que pueden representar el 70% de la huella de carbono de una empresa); son las que se generan a lo largo de toda la cadena de suministro.
"Es cierto que en los últimos años se ha hecho un uso masivo de los ODS por parte de la industria financiera; al fin y al cabo, ofrecen un marco común y global para entender qué puede considerar como sostenible, abarcando tanto aspectos sociales, como medioambientales", señalaClaudia Antuña, socia responsable de sostenibilidad en Afi, que considera queestos Objetivos "siguen siendo una herramienta útila la hora de identificar potenciales inversiones sostenibles, siempre y cuando se cumplan unas garantías mínimas metodológicas". El problema, explica, ha estado en "el uso indiscriminado de los ODS como herramienta de “reporting”. Creemos que esto ha generado mucha confusión entre los inversores que buscaban estrategias de inversión que utilizasen los ODS como criterio vinculante para tomar las decisiones de inversión"; cuando los ODS se utilizan por los fondos sólo como herramienta de reporting, "no existe una causalidad entre las inversiones realizadas y el "impacto" generado, luego no hay garantías para el inversor de que eso se vaya a mantener en el tiempo", añade.