La inversión mundial en energía se proyecta alcanzar un récord de 3,3 billones de dólares en 2025, según el informe anual de la Agencia Internacional de Energía (AIE). Eso es aún a pesar de las tensiones geopolíticas y de la incertidumbre económica. Las tecnologías de energía limpia, que incluyen renovables, nuclear, redes eléctricas, almacenamiento, combustibles de bajas emisiones, eficiencia energética y electrificación, atraerán el doble de capital que los combustibles fósiles, con una inversión estimada de 2,2 billones de dólares.
En cambio, el gasto en petróleo, gas natural y carbón se situará en 1,1 billones de dólares. Este cambio refleja no solo los esfuerzos por reducir emisiones, sino también la creciente influencia de políticas industriales, preocupaciones sobre seguridad energética y la competitividad de soluciones eléctricas.
China lidera esta tendencia, representando más de un cuarto de la inversión global en energía y duplicando el gasto de la Unión Europea, mientras que su inversión en energías limpias creció de un cuarto a casi un tercio del total mundial en la última década, impulsada por tecnologías como solar, eólica, hidroeléctrica, nuclear, baterías y vehículos eléctricos. Estados Unidos y la Unión Europea también destacan, aunque con inversiones menores, mientras que regiones como África, con solo el 2% de la inversión en limpias pese a albergar el 20% de la población, enfrentan desafíos para movilizar capital. Entre las principales empresas que utilizan energía verde se encuentran Google, Amazon, Apple y Microsoft, todas basadas en Estados Unidos, destacando por su compromiso con fuentes renovables como solar y eólica. En Europa, Iberdrola (España) y Siemens Gamesa (Alemania) lideran con proyectos eólicos y de hidrógeno verde, mientras que en China, empresas como Canadian Solar impulsan la energía solar. Danone (Francia) y HP Inc. (Estados Unidos) también avanzan hacia el 100% de electricidad renovable para 2030.
El informe destaca un cambio hacia la era de la electricidad, con inversiones en este sector superando en un 50% al gasto en combustibles fósiles, liderado por la energía solar (450.000 millones de dólares) y el almacenamiento en baterías (65.000 millones). La energía nuclear crecerá un 50% en cinco años, alcanzando 75.000 millones, mientras que la inversión en carbón, impulsada por China e India, sigue fuerte, con casi 100 gigavatios de nuevas centrales en 2024. Sin embargo, la inversión en redes eléctricas (400.000 millones anuales) no acompaña el ritmo de generación, amenazando la seguridad eléctrica. La inversión en petróleo caerá un 6% en 2025, la primera baja desde 2020, afectada por la disminución del esquisto bituminoso en EE.UU., mientras que el gas natural licuado (GNL) muestra un crecimiento robusto, con nuevos proyectos en EE.UU., Catar y Canadá que prometen un auge entre 2026 y 2028.
¿Y por casa, cómo andamos?
En Argentina, la inversión en energía limpia ha mostrado avances, aunque con desafíos pendientes. El país ha incrementado su apuesta por las energías renovables, especialmente la eólica y solar, con proyectos como los parques eólicos de la Patagonia y plantas solares en el norte, apoyados por la Ley 27.191 que promueve el uso de renovables hasta un 20% para 2025. Sin embargo, la falta de financiamiento y la dependencia histórica de los combustibles fósiles limitan el crecimiento. Se estima que la inversión en limpias podría superar los 2.000 millones de dólares en 2025 si se agilizan las políticas públicas y se atrae capital privado, un paso clave para alinearse con las tendencias globales.