Trump eximió a 70 plantas de carbón de la regla de contaminación por mercurio y eyectó a EE.UU. del Acuerdo de París

Sustentabilidad

La administración de Trump otorgó a casi 70 plantas de energía de carbón una exención de dos años de los requisitos federales para reducir las emisiones de productos químicos tóxicos como el mercurio, arsénico y benceno. Esos tres jinetes del Apocalipsis provocan muerte y destrucción no solo entre los norteamericanos, sino también en todo el Mundo. Trump también ordenó a las agencias federales otras tres cosas. Una, identificar recursos de carbón en tierras federales. Dos, levantar las barreras a la minería de carbón. Y la tercera, priorizar el arrendamiento de carbón en tierras estadounidenses. Todo eso fue coronado por dos “frutillas”: la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París (como ya lo hizo en 2016) y una declaración de “emergencia energética nacional” tras prometer en campaña que iba a “taladrar, nena, taladrar” (“drill, baby, drill”). Además, la orden revoca y rescinde inmediatamente el Plan Internacional de Financiamiento Climático del país.

El acuerdo de París es un pacto que promueve la cooperación internacional, firmado inicialmente en 2015, cuyo objetivo es limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales y a perseguir esfuerzos para limitar el aumento a 1.5 grados C.

Una lista publicada discretamente el martes en el sitio web de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) enumera a 47 proveedores de energía, que operan al menos 66 plantas de carbón, que recibieron exenciones de las normas de la administración Biden bajo la Ley del Aire Limpio, incluida una regulación que limita la contaminación del aire por mercurio y otras toxinas. Así es como el número de plantas llega a 70.

Las acciones siguen a una orden ejecutiva de la semana pasada del presidente Donald Trump. El Tablero Digital se hizo eco de aquella noticia el 13 de abril. Pero ahora se sabe quiénes son los principales beneficiados de una la industria del carbón que estaba en declive, y que ahora resurge con renovados bríos.

Entre las plantas que reciben exenciones se encuentra la Estación Generadora Colstrip, una enorme central eléctrica en Colstrip, Montana, que emite más contaminantes del aire tóxicos, como plomo y arsénico, que cualquier otra instalación de su tipo en EE. UU., según la EPA.

Otras plantas con exenciones incluyen la Estación Coal Creek, una gran central eléctrica en Dakota del Norte que está entre los principales productores de emisiones de mercurio del país, y la planta Oak Grove en Texas, otro gran contaminante.

Las plantas exentas son propiedad de algunas de las mayores empresas eléctricas de EE.UU., incluidas Talen Energy, Dominion Energy, NRG Energy y Southern Co. Las exenciones también se aplican a cuatro plantas operadas por la Autoridad del Valle de Tennessee, la empresa de servicios públicos más grande del país.

Contaminar impunemente

La EPA consignó en un comunicado que las exenciones presidenciales “fortalecerán la generación de electricidad a partir de carbón, garantizando que la red eléctrica de nuestra nación sea confiable, que la electricidad sea asequible para el pueblo estadounidense y que la EPA esté ayudando a promover la seguridad energética de nuestra nación”. El problema de estas bonitas palabras es el costo. El mercurio, el arsénico y el benceno son tres sustancias químicas sumamente peligrosas para la salud humana y el medio ambiente. El mercurio, por ejemplo, puede causar problemas neurológicos, renales y de desarrollo. La exposición al arsénico provoca cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes. La exposición al benceno puede causar leucemia y otros tipos de cáncer. La reducción de la exposición a estas sustancias es fundamental para prevenir problemas de salud en todas partes, excepto en el microclima del presidente norteamericano.

Michelle Bloodworth, presidenta de un grupo de presión de plantas de carbón, afirmó que Trump reconoce que la flota de carbón de la nación es “esencial para mantener un suministro de electricidad saludable y seguro, la columna vertebral de nuestra economía”. Las reglas impuestas bajo el ex presidente Joe Biden “eran inconsistentes con la Ley del Aire Limpio y se basaban en un análisis incorrecto de datos”, agregó Bloodworth.

La regla de mercurio, finalizada el año pasado, podría haber contribuido al retiro prematuro de docenas de unidades de carbón, continuó Bloodworth, agregando que las plantas son necesarias para apoyar la fiabilidad de la red eléctrica.

Los ambientalistas calificaron las exenciones, que requieren una determinación presidencial de que la tecnología requerida para cumplir con las nuevas reglas no está ampliamente disponible y que la actividad continua de las plantas promueve la seguridad nacional, como una negligencia de Trump y el administrador de la EPA, Lee Zeldin.

“Estas licencias para contaminar abren un agujero desgarrado en el corazón de las protecciones federales para el aire que respiramos”, dijo Maya Golden-Krasner, abogada principal del Centro para la Diversidad Biológica, un grupo ambiental. “Sugerir que es una cuestión de seguridad nacional obligar a personas desde Montana hasta Alabama a inhalar más neurotoxinas es ofensivo. Esto es lo que parece poner las ganancias de los contaminadores por encima del bienestar de los estadounidenses y del planeta”.

Portal de contaminadores

Los grupos ambientales y los defensores de la salud pública denunciaron el plan de la administración de otorgar exenciones que, dicen, podrían permitir a cientos de empresas evadir las leyes destinadas a proteger el medio ambiente y la salud pública. Los críticos llaman al nuevo correo electrónico establecido por la EPA para solicitar las exenciones como “portal de contaminadores”.

Las exenciones pueden otorgarse para nueve reglas de la EPA, incluidos límites de mercurio, óxido de etileno y otros contaminantes del aire peligrosos. La exposición al mercurio puede causar daño cerebral, especialmente en niños, y pueden ocurrir defectos de nacimiento después de la exposición en el útero de una madre.

La semana pasada, en una serie de órdenes ejecutivas, Trump usó su autoridad de emergencia para permitir que algunas centrales eléctricas de carbón más antiguas destinadas al retiro sigan produciendo electricidad para satisfacer la creciente demanda de energía en EE. UU. debido al crecimiento de centros de datos, inteligencia artificial y vehículos eléctricos. Trump también ordenó a las agencias federales que identifiquen los recursos de carbón en tierras federales, eliminen barreras a la minería de carbón y den prioridad a los arrendamientos de carbón en tierras de EE. UU. Trump prometió durante mucho tiempo impulsar lo que llama el “hermoso carbón” para alimentar las centrales eléctricas y para otros usos. "Lo llamo carbón hermoso y limpio – explicó Trump -. Le dije a mi gente que nunca usen la palabra carbón a menos que pongan hermoso y limpio antes", dijo en una ceremonia de firma en la Casa Blanca. "Libra por libra, el carbón es la forma de energía más fiable, duradera, segura y potente", afirmó Trump. "Es barato, increíblemente eficiente, de alta densidad y prácticamente indestructible".