La administración de Donald Trump intensificó este miércoles su ofensiva contra el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), advirtiendo que el apoyo de Estados Unidos “no es incondicional”, y les pidió que abandonen su postura sobre el cambio climático y, a las cuestiones sociales y de género.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, reclamó que ambos organismos abandonen temas que considera ajenos a su misión original, como el cambio climático y las cuestiones de género, y se centren en sus objetivos fundamentales.
El mensaje de Bessent, pronunciado durante un foro del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) en el marco de las reuniones de primavera del FMI y el BM en Washington, llega un día después de que el FMI cuestionara la política arancelaria de Trump. El organismo alertó que los nuevos gravámenes podrían reducir el crecimiento económico de Estados Unidos y frenar la expansión global.
Críticas a la “desviación” de los organismos
Bessent acusó al FMI de dedicar “una cantidad desproporcionada de tiempo y recursos” a temas sociales, de cambio climático y género, desplazando su trabajo en cuestiones macroeconómicas cruciales. “La Administración de Trump está dispuesta a colaborar con ellos siempre que se mantengan fieles a sus misiones. Con el status quo, se están quedando cortos”, afirmó. Añadió que las instituciones de Bretton Woods deben “dar un paso atrás en sus agendas dispersas y desenfocadas” que han limitado su capacidad para cumplir con sus mandatos.
El secretario también arremetió contra el Banco Mundial, criticando su enfoque en la lucha contra el cambio climático, impulsado durante la administración de Joe Biden. “El banco ya no debería esperar cheques en blanco para una publicidad insulsa y centrada en palabras de moda, acompañada de compromisos de reforma poco entusiastas”, declaró Bessent, exigiendo un uso más eficiente de los recursos que demuestre “un valor tangible” para todos los países miembros.
Contexto de tensiones comerciales
Las declaraciones se producen en un momento de alta tensión en el sistema comercial mundial, tras el regreso de Trump a la Casa Blanca. Estados Unidos, principal accionista del FMI, ha adoptado una postura combativa, especialmente hacia China, a la que Bessent calificó de tener un modelo económico “insostenible”. El ministro señaló que más de 100 países se han acercado a Washington para abordar desequilibrios comerciales, aunque analistas destacan que aún no se han alcanzado acuerdos significativos. Los aranceles impuestos por Trump a diversos países han sido suspendidos por 90 días, pero la incertidumbre persiste.
Bessent también reafirmó la narrativa de Trump de que las administraciones anteriores dañaron la economía estadounidense al confiar en “suposiciones erróneas” sobre un comercio global equilibrado. “Nos enfrentamos a la cruda realidad de grandes y persistentes déficits de los Estados Unidos como resultado de un sistema de comercio injusto”, afirmó.
Postura del gobierno de Trump
El gobierno republicano se comprometió a desempeñar un papel activo en las instituciones financieras globales, pero manteniendo su enfoque en abordar desequilibrios comerciales. Bessent defendió la necesidad de que el FMI critique a los países con superávit comercial, afirmando que “estamos abiertos a las críticas, pero no toleraremos que el FMI deje de señalar a los países que más lo necesitan”.
Las declaraciones de Bessent reflejan la postura combativa de Trump hacia el resto del mundo desde su regreso al poder. A pesar de un reciente anuncio de Trump sobre una posible reducción de gravámenes contra China, el ministro no dio señales de un cambio a corto plazo en la política arancelaria.
Reacciones y perspectivas
Las críticas de la Casa Blanca han generado preocupación entre los miembros de las instituciones financieras globales, que ven en las palabras de Bessent un intento de reorientar las prioridades del FMI y el BM hacia los intereses de Washington. Algunos analistas advierten que esta presión podría tensar aún más las relaciones con otros países accionistas, especialmente aquellos que apoyan un enfoque más amplio que incluya el cambio climático y la equidad económica.
Mientras tanto, la ofensiva arancelaria de Trump y las críticas a las instituciones de Bretton Woods marcan un nuevo capítulo en las tensiones entre Estados Unidos y el sistema financiero global, con implicaciones que podrían redefinir el papel de estas organizaciones en los próximos años.