La escalada de precios de la banana la haría una “nueva fruta prohibida”

Sustentabilidad

El cambio climático impulsó en todo el mundo la exponencial reproducción de unos hongos que ya llegaron a Sudamérica, considerados una grave plaga para las bananas y prometen catapultar los precios a niveles insospechados.

“A comer bananas, antes de que sea tarde”. La broma viene a cuento del pronóstico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Su economista señor, Pascal Liu, vaticinó en el Foro Mundial del Banano de la FAO realizado la semana pasada en Roma que se viene una fuerte escalada de precios de la fruta a consecuencia del cambio climático y la propagación de enfermedades.

A este sombrío pronostico global, se suman los problemas de Argentina donde la producción local alcanza para surtir el 20% del consumo. Se estima que, durante el año pasado el país importó 470.853 toneladas de banana, por un total de 295 millones de dólares: De Ecuador el 39%, seguido Brasil (34%) y por Bolivia, y Paraguay con el 24% y el 3% respectivamente. Pero resulta que los bolivianos y los paraguayos están hastiados de esperar a que les paguen: 12 millones de dólares los bolivianos, y otros 10 millones los paraguayos. Eso dificulta la importación de los países vecinos. Pero hay más.

En Argentina la producción de bananas se concentra en dos zonas. Por un lado, en Formosa y Misiones. Y por el otro, en las provincias de Salta y Jujuy. Pero resulta que en los últimos meses el SeNaSa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) “descubrió” que Salta y Jujuy no tienen cámaras de maduración habilitadas, sino cámaras de frio. El hallazgo hizo que las bananas del noreste dejaron de llegar los centros de distribución, y los precios en el mercado interno se duplicaron (pese a que la mayoría de las bananas consumidas en Argentina vienen del exterior).

A ese panorama, se sumará la carestía prevista para las bananas a nivel internacional cuyo “Precio Mínimo de Sustentación” (PMS) aumentó la semana pasada a 6,85 dólares por caja, con un alza de 35 centavos frente al precio del año pasado. Es debido a la propagación de enfermedades exacerbada por el cambio climático. La más grave de las plagas se llama “Fusarium Wilt R4T”, una infección de hongos que migró desde Australia y Asia hacia África. Llegó primero a Centroamérica, y ya bajó a Colombia, Perú y Venezuela, obligando a Ecuador a realizar estrictos controles fronterizos para no contener el contagio. Es señalada como la mayor amenaza inmediata para las plantaciones de banana, especialmente para la variedad Cavendish, favorita en el mercado argentino. Se trata de un extenso género de hongos filamentosos ampliamente distribuido en el suelo en asociación con plantas. La mayoría de las especies son saprófitas y son unos miembros relativamente abundantes de la microbiota del suelo. Las esporas del hongo son fácilmente reconocibles con un microscopio por su forma de media luna o de canoa. Algunas especies de Fusarium producen micotoxinas en los cereales y que pueden afectar a la salud de personas y animales si estas entran en la cadena alimentaria. Las principales toxinas producidas por estas especies de Fusarium son fumonisinas, tricotecenos y zearalenona.

Liu destacó la resistencia y facilidad de propagación de esta plaga exacerbada por los cambios climáticos extremos de los últimos meses. “Las esporas de este Fusarium Wilt son extremadamente resistentes y pueden diseminarse mediante inundaciones, pueden ser dispersadas por vientos fuertes”, señaló en entrevista con la BBC. Guatemala, El Salvador y Costa Rica serían algunas de las áreas más afectadas en la región latinoamericana, según el profesor británico Dan Bebber, uno de los principales académicos en agricultura sostenible y patógenos de cultivos, quien expresó su preocupación por cómo el aumento de las temperaturas, más allá de los niveles óptimos para el crecimiento de las bananas, pone en riesgo la producción en estos países que son grandes exportadores.

Por otro lado, mencionó que Ecuador, uno de los mayores exportadores de banana, se encuentra actualmente en un “espacio seguro” en términos de cambio climático. “Los consumidores se han beneficiado de bananas muy, muy baratas en las últimas décadas. Pero no es realmente un precio justo, y eso es algo que realmente necesita ser revisado”, dijo Bebber.