California demanda a ExxonMobil. Mucha publicidad, poco reciclaje

Sustentabilidad

California continúa su ofensiva en contra de las grandes petroleras. Rob Bonta, el fiscal general del Estado, ha anunciado la mañana de este lunes que llevará a los tribunales a ExxonMobil por mantener durante medio siglo una campaña que falseó los beneficios del reciclaje en la lucha contra la contaminación por plásticos, lo que ha exacerbado la crisis de los microplásticos.

Esta es la primera demanda de su tipo contra la compañía, la principal productora de polímeros que después son transformados en plásticos de uso cotidiano. “ExxonMobil mintió para aumentar sus ganancias récord a costas de nuestro planeta y posiblemente poniendo en peligro nuestra salud”, aseguró Bonta en un comunicado.

El fiscal busca que la petrolera creé un fondo para reducir el impacto por la contaminación, ceda parte de las ganancias históricas que han obtenido y pague una serie de multas. De acuerdo a la demanda, California ha recogido 11 millones de toneladas de basura en sus playas y ríos desde 1985. El 81% de los contaminantes son de plástico. Entre los objetos recogidos en playas del Estado durante 2023 hay colillas de cigarro, bolsas de botanas, botellas, vasos y bolsas de plástico, utensilios, globos, contenedores de poliestireno, entre otros. “ExxonMobil produce la mayor cantidad de plásticos de un solo uso que después se convierte en basura”, señala el Departamento de Justicia. La compañía no ha respondido públicamente a la demanda, de momento.

Las autoridades de California aseguran que la petrolera ha falseado información haciendo creer a los consumidores que todo plástico es reciclable, cuando esto no es así. En Estados Unidos solo el 5% de los plásticos son reciclados. La cifra nunca ha superado el 9%. Bonta y los fiscales aseguran que entre las técnicas empleadas por la empresa se encuentra un marketing agresivo que ha ayudado a esparcir la extendida creencia de que los plásticos son fácilmente reciclables. ExxonMobil publicó en julio de 1989 un largo editorial en la influyente revista Time en la que aseguró que el proceso era una solución urgente.

Al menos desde los años 80 y 90, las empresas (entonces eran dos petroleras separadas que se fusionaron en 1999) comenzaron a responsabilizar al público del creciente problema de la contaminación plástica. “Más comunidades y ciudades deben desarrollar programas de separación y recolección de materiales reciclables, solo entonces podremos reducir el creciente flujo de contaminantes”, aseguraba el Consejo de Soluciones de Contaminación Plástica, un supuesto organismo independiente que en realidad era financiado por la industria petrolera que lanzaba propuestas a la opinión pública.

La inversión en publicidad y en campañas sobre los supuestos beneficios del reciclaje se mantienen hasta hoy. La demanda asegura que ExxonMobil otorgó, entre 2020 y 2023, casi 20 millones de dólares a The American Chemistry Council para vender los beneficios del “reciclaje avanzado”, un tipo de reciclaje químico que utiliza el calor o sustancias corrosivas para supuestamente convertir plásticos en nuevos materiales. Sin embargo, el 92% de la basura sometida a este proceso no se convierte en polímeros reciclados, sino en combustible contaminante.

El mensaje de los beneficios del “reciclaje avanzado” tiene salida en todas las plataformas. En YouTube hay anuncios de hasta 30 segundos que piden a las audiencias imaginar un futuro en el que “el plástico no se desperdicia, sino que se hace una y otra vez”. Este promocional tiene casi nueve millones de reproducciones. ExxonMobil asegura que su técnica de “reciclaje avanzado” le permite convertir el 90% de basura plástica en nuevos materiales. “Decir que el 100% de un polímero puede ser reaprovechado, o cerca de ello, es técnicamente imposible y ExxonMobil lo sabe”, señala la Fiscalía. “En su planta de Baytown (Texas), el único complejo de reciclaje avanzado en activo, apenas el 8% de basura plástica se convierte en nuevos polímeros”, afirma la demanda.

Como señala Bonta, “en el mejor escenario, el programa de reciclaje avanzado representa menos del 1% de la capacidad de producción de plásticos nuevos de ExxonMobil, que continúa creciendo”. Asimismo, el texto de la demanda ejemplifica también cómo la petrolera se apoderó del símbolo de las tres flechas con el que hoy la mayoría identifica en decenas de miles de productos y hace pensar que lo que tienen en sus manos puede ser reciclado. Un estudiante inventó el diseño en 1970 para un concurso promovido por un fabricante de cajas de cartón para fomentar el reciclaje de papel. El sello, con algunas modificaciones, comenzó a aparecer en 1988 en contenedores de plástico gracias a las gestiones de la Sociedad de la Industria Plástica, un organismo donde Exxon y Mobil tenían una gran influencia.

“Poniendo números del 1 al 7, esto hizo responsable de los contaminantes plásticos a los consumidores individuales, quienes necesitaban conocer las capacidades de sus plantas de reciclaje locales para saber qué resinas eran aceptadas para ser procesadas”, señala el documento, de 147 páginas. Los fiscales indican que a la fecha, varias décadas después, no existen plantas que procesen en Estados Unidos los polímeros marcados con los números 3, 4, 5, 6 y 7.

La demanda de Bonta está hecha con información obtenida tras dos años de investigación a la industria petroquímica. Ha sido acompañada por organizaciones ecologistas como el Sierra Club, la Fundación Surfrider, Heal the Bay y Baykeeper, quienes también han presentado denuncias contra la compañía.

Adiós a las bolsas de plástico

Al mismo tiempo, California, el Estado más poblado de Estados Unidos, ya no utilizará bolsas de plástico de un solo uso. El gobernador, Gavin Newsom, firmó el fin de semana una ley que prohíbe este tipo de bolsas en los supermercados y tiendas de la región. La nueva norma se suma a una anterior, de 2014, que ya pretendía combatir el uso de los sacos hechos de polímeros finos. Las tiendas optaron entonces por ofrecer bolsas más gruesas y resistentes. Estas ya no podrán ser repartidas.

La senadora local Catherine Blakespear, quien promovió la nueva ley, aseguró que la norma, a pesar de estar vigente por una década, no cambió los hábitos de los consumidores, a pesar de que la decisión fue respaldada en un referéndum público en 2016. Estos no reutilizaron las bolsas, sino que el problema se agravó con más plástico en los contenedores de basura. Un estudio local indica que en 2004 la gente tiraba, en promedio, 3,6 kilos de bolsas de plástico al año. En 2021 la cifra llegó a los 5 kilos. “Literalmente, estamos ahogando al planeta con desperdicios plásticos”, dijo en febrero la legisladora.

California se convierte en el Estado número 12 que ha adoptado una legislación estatal que prohíbe las bolsas plásticas. También lo han hecho cientos de ciudades en otras 28 entidades, de acuerdo al Centro Nacional de Políticas Públicas e Investigación Ambiental. El primer alcalde en hacerlo fue el propio Newsom cuando gobernaba la ciudad de San Francisco, en 2007.