Que pasó (y qué no) en la cumbre mundial sobre el cambio climático

Sustentabilidad

Mas sobras que luces en la COP28 donde asisten 2.456 representantes del mundo para determinar que hacer para parar la polución (y “de paso cañazo”, pasearse en 5 estrellas)
Luego de la primera semana de reuniones en la 28va Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (conocida como COP28) que concluye mañana martes en Dubái, quedó claro que al menos se cumplió uno de los “objetivos” de los 2.456 asistentes: hacer turismo en 5 estrellas por los exóticos Emiratos Árabes. Nadie serio espera que mañana se decida alguna acción concreta para morigerar este flagelo producido por la contaminación humana, más allá de renovados diagnósticos sobre lo mal que anda todo sin que se adopten decisiones para cambiar el rumbo de las tendencias.

Mas allá de los discursos pletóricos de lamentaciones estériles, hasta ahora lo único tangible es el compromiso, contante y sonante, de aportes de casi todo el mundo a un fondo aprobado a fines del año pasado para pérdidas y daños ocasionados por el cambio climático. Es un instituto que, después de un año, no tiene aporte alguno. Es decir: no es un fondo nuevo, sino que es uno ya creado, pero, adonde nadie puso ni un centavo.

Durante la COP28 algunos países anticiparon sus contribuciones económicas. Todas fueron exiguas: 225 millones de euros de la Unión Europea, 10 millones de dólares de Japón, 40 millones de libras de Reino Unido, etcétera. El paquete, cuando tenga alguna moneda, será administrado por el Banco Mundial.

La “nota de color” la dio la delegación de Estados Unidos, que es históricamente el país con mayores emisiones del planeta. Anunció que aportará 17,5 millones de dólares, equivales a 5,2 centavos de dólar por cada norteamericano; equivalente a poco más de 1,5 hoja de papel higiénico cada uno (un rollo de 1000 hojas cuesta en Estados Unidos dólares 29,87). Claramente, escaso para limpiar…

“¿Me están cargando?” se preguntó el influyente economista norteamericano Jeffrey Sachs. “El país que causó una cuarta parte de todas las emisiones en la historia industrial dá 17 millones de dólares, cuando estamos perdiendo 100.000 o 200.000 millones de dólares al año, mínimo, en desastres climáticos". Y propuso: "Ellos deben pagar un impuesto. Es lo básico. Creo que si cobramos, incluso 10 centavos de dólar por cada tonelada de emisiones pasadas, Estados Unidos debería aportar alrededor de 40.000 millones de dólares al año. Entonces comenzaremos a hablar de dinero real". Sin embargo, los norteamericanos presentes, miraron para otra parte: fue la oferta final.

El otro dato que describe “la cocina” de esta reunión de las Naciones Unidas la dio el presidente de la COP28, el sultán Ahmed Al-Jaber, quien también es directivo de la empresa estatal petrolera de Emiratos Arabes, la Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC). En un evento on line del diario británico The Guardian, un día antes de las deliberaciones, sin sonrojarse se mandó la siguiente declaración: “No hay ninguna ciencia que indique que la eliminación progresiva de los combustibles fósiles es lo que permitirá alcanzar los 1,5 grados centígrados”. Sus declaraciones fueron siempre en favor de continuar adelante con la industria de los combustibles fósiles haciéndoles, cuando se pueda, algunos cambios. Lo notable, lo vergonzante, es que él subiría al estrado al día siguiente presidiendo una reunión donde supuestamente se discutirían y acordarían acciones concretas para morigerar las emisiones. Patético o, cuanto menos, curioso.