Lo vaticinó la Organización Mundial de la Salud, que espera un aumento del 77% de la cantidad de casos en 2050
La Organización Mundial de la Salud (OMS), publicó un informe donde predijo que en 2050 aumentarán en unos 35 millones los casos de cáncer, lo que significa un aumento del 77% con respecto a 2022. Y consignó que entre los factores que impulsaron el aumento esperado en las tasas de cáncer se encuentra la contaminación del aire. El dato surge del informe de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer dependiente del organismo.
Los gases de escape de diésel son una de las principales fuentes de estas partículas. Las partículas más finas pueden descender hasta los pulmones y llegar hasta los alvéolos. Estos son los pequeños sacos de aire ubicados al final de la estructura respiratoria del pulmón, en forma de árbol, donde la sangre intercambia oxígeno y dióxido de carbono durante el proceso de inhalación y exhalación. Las células de defensa del cuerpo “querrán” eliminar estas partículas y se produce inflamación. Esto acaba alterando las células que, en lugar de seguir replicándose de forma saludable, comenzarán a “disfuncionar”, volviéndose cancerosas. Esas células cancerosas se multiplicarán y formarán un tumor.
Cabe aclarar que existen otros factores indicados en el estudio que no están relacionados con la contaminación. El rápido aumento de la tasa mundial de cáncer refleja el crecimiento demográfico: a medida que el número de seres humanos en el planeta siga aumentando, el número total de casos de cáncer también aumentará. Pero la contaminación es una de las causas principales. Y aunque los humanos son cada vez más numerosos, la especie también vive más tiempo. El cáncer es un problema de inmunidad, y la inmunidad disminuye a medida que envejecemos. En consecuencia, cuanto mayor sea la esperanza de vida de la población, mayor será el riesgo de contraer cáncer.
Actualmente se está produciendo una transferencia de contaminación hacia el “sur”, del planeta que se utiliza como vertedero del mundo. Además de las fábricas en riesgo que los países industrializados prefieren reubicar, a las economías en desarrollo se les venden derivados del petróleo a bajo costo y de calidad inferior. Los combustibles que se utilizan en el hemisferio sur son incluso más ricos en azufre y nitrógeno que los que se emiten en Europa.
