Preocupan las advertencias sobre el mar Mediterráneo

Sustentabilidad

Temperaturas del agua records, ciclones, presencia de mercurio, mayor acidificación marina y corales afectados por la quema de carbono, describen un panorama desolador.

El cambio climático impacta de manera preocupante en el mar Mediterráneo según diferentes estudios y, “a finales de siglo pondrán en peligro las actividades humanas y las infraestructuras”, según un informe publicado por el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología Italiano (INGV). Los científicos alertan de que no habían tenido en cuenta el hundimiento paulatino que sufren amplias áreas de tierra firme del litoral, lo que agrava el panorama. Por otro lado, un reciente informe del Instituto de Investigaciones Oceanográficas y Limnológicas de Israel indica que el Mediterráneo se vuelve más cálido y más ácido a una tasa alarmante. Según las observaciones, las temperaturas superficiales de las aguas aumentan cada año en aproximadamente 0,13 grados, lo cual muestra la vulnerabilidad de cara al cambio climático.

En estos días y desde hace dos meses, pese al invierno europeo, el Mediterráneo exhibe temperaturas de entre 1 y 1,6 grados por encima de lo normal: 90% más que las temperaturas más altas jamás registradas en la región. El sector oriental, muestra temperaturas records desde julio de 2023. En los últimos 40 años las olas de calor marinas duplicaron su frecuenta y aumentaron su intensidad.

Los expertos del Mediterranean Experts on Climate and Environmental Change (MedECC) lanzaron una preocupante advertencia: las temperaturas del mar podrían aumentar entre 3,8 y 6,5°C para el año 2100 si no se controlan las emisiones de gases de efecto invernadero. Esa tendencia no solo aceleraría la acidificación marina, comprometiendo la supervivencia de especies dependientes de los iones de carbonato para la construcción de esqueletos y conchas.

La contaminación es la preocupación más significativa, con niveles alarmantes de mercurio hallados en diferentes sectores de la región, lo que representa un grave riesgo para la salud humana a través del consumo de mariscos contaminados. El problema se agrava por la presencia de plásticos y otras sustancias tóxicas, que afectan negativamente a la biodiversidad. La investigación revela que, aunque algunos indicadores de contaminación se mantuvieron estables, la presencia de mercurio en particular mostró una tendencia al alza.

Por eso no sorprenden los diferentes trastornos que afectan la región. Por ejemplo, en setiembre pasado, hubo una tormenta de dos días en Grecia de una enorme intensidad, que después se extendió a Turquía y a Bulgaria, y al norte de Africa. Los europeos llamaron a esa tormenta huracanada “Daniel”; un “evento meteorológico más extremos en términos de lluvia en 24 horas desde que tenemos registros en el país” dijo la ministra de Protección Civil, Sassilis Kikilias. El punto más afectado por el ciclón fue la ciudad portuaria de Volos, (provincia de Magnesia en Grecia) donde un ganadero de 51 años falleció después de que un muro cediera por la presión del agua. Luego, Daniel siguió avanzando hacia el sur, y alcanzó características subtropicales cerca de la costa de Libia, donde provocó inundaciones y tormentas de barro.

Otro estudio publicado en la revista Environmental Research Letters subraya la subestimación del aumento del nivel del mar en el Mediterráneo por parte de proyecciones anteriores, lo que sugiere que sus costas están enfrentando un riesgo creciente de inundaciones y otros impactos climáticos adversos a un ritmo más rápido de lo esperado.

Investigadores de la UCL (University College London) encontraron contaminantes procedentes de la quema de combustibles fósiles incrustados en los corales mediterráneos. El hallazgo ofrece a los científicos una nueva herramienta potencial para rastrear la historia de la contaminación. El estudio, publicado en la revista Science of the Total Environment, identificó partículas de carbono emitidas por la quema de combustibles fósiles incrustadas en los corales de la bahía de Illa Grossa, frente a la costa de Castellón (España). El hallazgo de este tipo de contaminación, conocida como cenizas volantes o partículas carbonosas esferoidales, contaminando depósitos naturales se considera un indicador de la presencia de influencia humana en el medio ambiente y un marcador histórico del inicio de la época del Antropoceno, es decir la más reciente del período Cuaternario, abarcando desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, que está caracterizada por la modificación global y sincrónica de los sistemas naturales por la acción humana.