La ONU hace “turismo vip” sin adoptar medidas para controlar la contaminación con plásticos

Sustentabilidad

Sus ministros se juntaron en Nairobi, solo para lamentarse por el estado de cosas, mientras el Mundo espera que algún día acuerden un tratado para detener los basurales de plásticos.

Los ministros de los 193 Estados miembros la VI Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente (UNEA-6) resolvieron, la semana pasada, impulsar las negociaciones para acordar este año “un tratado internacional legalmente vinculante para combatir la contaminación del plástico”. Para ello viajaron a Nairobi (Kenia). Y es, palabra más o menos, lo mismo a lo que comprometieron en 2022. Solo que, aparentemente, no lo recordaron… seguramente porque los años no vienen solos, tampoco para “los muchachos de la ONU”.

Plásticos sin freno

En la declaración conjunta aprobada el viernes en el plenario de clausura de la UNEA-6, los ministros expresaron sus acostumbradas palabras floridas. Asumieron "el compromiso con una colaboración constructiva y activa y con un sentido de apremio y solidaridad en la negociación en curso de un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, incluso en el medio marino". Dieron su apoyo (otra vez retórico) a “la elaboración de un instrumento internacional jurídicamente vinculante que sea justo, eficaz, equilibrado y ambicioso, por medio del comité de negociación internacional, con la ambición de que su labor concluya a finales de 2024".

Palabras más, palabras menos, expresaron lo mismo que en la V Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente (UNEA-5) en 2022, en la turística ciudad de Nairobi, donde el organismo aprobó una resolución “para empezar la negociación del primer tratado global contra la contaminación plástica”. Significa que, en dos años, no se hizo nada.

En la reunión de Nairobi, se diagnosticó otra vez que la humanidad arrojó 2.300 toneladas anuales de plásticos, y que se estima que en 2050 se tirarán 3.800 toneladas. De ese total, 46% va a la basura, fluyendo por los ríos hasta llegar a los océanos. Solo el 22% se controla, el 17% se incinera y el 9% se recicla. El costo del manejo de la basura ronda los 252.000 millones de dólares anuales, y en 2050 eso llegaría a 640.300 millones, cifra que alcanzaría para construir 1.281 estadios de futbol promedio. Los datos se presentaron igual que decir “el mundo debería ser menos injusto” o “el agua, va”.

Viajes soñados, gratis

Los embajadores siguieron paseándose sin pudor por el mágico mundo de las cinco o seis estrellas, a costa de los contribuyentes de cada uno de los países miembros. Se juntaron en Nairobi, reconocida como la capital de los safaris más sofisticados de África, otra vez sin producir nada concreto. Eso sí. Cumplieron con el rito de hacer un llamamiento a todos: “gobiernos nacionales, empresarios, bancos y ciudadanos para actuar urgentemente y así “evitar el peor escenario proyectado en 2050″. Lo mismo que decir “hagan ustedes un mundo más bonito y justo para todos”.

En abril viajarán todos a Canadá, seguramente para ver de primera mano el glaciar de Athabasca, uno de los más grandes de América del Norte y Patrimonio de la Humanidad. Después de ahí, en el segundo semestre viajarán otra vez para encontrarse en Corea del Sur que, paradójicamente, es el 4to país más importante en la exportación de plásticos Ahí tendrán oportunidad de disfrutar de una magnífica infraestructura y del parque nacional Seorak-san, de la ciudad histórica de Gyeongju y la subtropical Jeju. Hay muchas cosas para ver ahí mientras que Corea sigue inundando al mundo con sus plásticos… Bromas aparte, el papel de los ministros sobre el tema merece al menos, el calificativo de lamentable, al no hacer nada más que pasearse, hablar sin producir resultados, en un mundo que necesita urgentes soluciones frente a la contaminación y otros problemas que, según sus propias palabras “agravados por los persistentes niveles de pobreza, desigualdad e inseguridad alimentaria".