3M se deberá pagar u$s18.500 millones por contaminar el agua en Estados Unidos

Sustentabilidad

La cifra incluye u$s12.500 millones para indemnizar a los proveedores públicos de aguas norteamericanas y otros u$s5.000 para afrontar los gastos del juicio. Todo eso es porque 3M desechó durante años unos químicos conocidos como “químicos imperecederos” e indestructibles, llamados PFAS, causantes de un copioso (y escalofriante) listado de enfermedades.

Un juzgado estadounidense aprobó un acuerdo por 18.500 millones de dólares entre la multinacional norteamericana 3M Co. y los proveedores públicos de aguas en Estados Unidos (conocidos como PWS, por sus siglas en inglés). La indemnización equivale al 36% del valor actual de la compañía (vale 51.350 millones de dólares según su capitalización de mercado de fines de la semana pasada). Es por la contaminación causada por la empresa con PFAS, conocido en el mundo como los “químicos eternos” o “químicos para siempre”.

El acuerdo fue homologado por un juzgado de Charleston (Carolina del Sur), y establece que el dinero se destinará a aquellos proveedores de aguas que hayan detectado sustancias PFAS “o las puedan detectarse en el futuro” dice el escrito. Los pagos comenzarán a partir del tercer trimestre de este año, y continuarán durante 13 años (hasta 2036):

  • u$s 12.500 millones para los proveedores públicos de aguas norteamericanos (en dos tramos 6.875 millones el primero, y otros 5.625 millones el segundo).
  • u$s 5.000 millones por los gastos del juicio (honorarios, costos, gastos, etc.).

El compromiso incluye además la promesa de 3M de dejar de fabricar los PFAS en 2025. "Este es otro importante paso adelante para 3M, a medida que continuamos cumpliendo con nuestras prioridades. La aprobación final de este acuerdo y el progreso continuo hacia el abandono de toda la fabricación de PFAS para fines de 2025 impulsarán nuestros esfuerzos para reducir el riesgo y  incertidumbre a medida que avanzamos", consignó un comunicado firmado por el presidente y director ejecutivo de 3M, Mike Roman.

De este modo el gigante norteamericano cerró el capítulo de la contaminación con PFAS en Estados Unidos, pero no en el resto del mundo. En 2021 un activista y la organización ecologista Greenpeace demostró que existían niveles extremadamente altos de los mismos “químicos eternos” alrededor de una fábrica de 3M en Zwijndrecht, (cerca de Amberes, Bélgica) con valores 26 veces superiores a los aceptables. Un año después, la compañía acordó arreglarlo todo con 571 millones de euros para descontaminar el suelo y controlar la potencial dispersión de los químicos.

El que esté libre de pecado…

La avalancha de juicios en todo el mundo en torno a los malditos PFAS podría seguir. Y no solo para 3M, sino también para muchas (muchísimas) empresas cuyos productos contienen esas partículas. Se trata de un conjunto de químicos indestructibles que se acumulan en todos los seres vivos y en el medio ambiente, y según la Agencia Europea del Medio Ambiente “pueden provocar problemas de salud, como daños hepáticos, enfermedad tiroidea, obesidad, problemas de fertilidad y cáncer”. Se los utiliza en envases de comida rápida y en innumerables artículos paga el hogar. Fueron creados poco más de 80 años en un laboratorio de la empresa DuPont (en 1938) y, desde entonces, como en una película de ciencia ficción referida al “fin del mundo”, su uso generalizó como “compuestos químicos anti adherentes”. Se crean fusionando átomos de carbono y de flúor. El enlace no se rompe en el medio ambiente, por lo cual se esparce, y contamina todo lo que toca.

Los PFAS están en todas partes. Desde la carcasa del celular o del mouse que tiene el lector en su mano para leer esta nota, en la pintura de su casa, en la envoltura de una comida, en el hilo dental, o en cualquier limpiador de muebles. Son unos 1.000 compuesto químicos (técnicamente perfluoroalquilo y polifluoroalquilo) difíciles de evitar en la vida moderna. Dado que son indestructibles, siempre encuentran un camino hacia el agua, el suelo, los sedimentos, los casquetes polares, las plantas, y las profundidades de los océanos. Como tales, se sabe que ya contaminaron los tejidos vivos de animales y personas de todo el mundo. Se estima que pueden pasar 15 años para que los niveles de PFAS se reduzcan a la mitad en el cuerpo humano, y siglos para que desaparezca del medio ambiente.

La exposición a largo plazo a PFAS se lo relaciona con un mayor riesgo de algunos tipos de cáncer, supresión del sistema inmunitario y problemas con el desarrollo fetal. Algunas PFAS contienen compuestos que podrían acumularse en los pulmones y se los relacionó con los casos más graves de COVID-19. Suelen adherirse a las proteínas de la sangre, e interactúan con todo tipo de moléculas diferentes. Por eso, durante la última década, muchas empresas eliminaron el PFAS de sus productos, por lo que las tasas de contaminación en sangre humana se redujeron. Pero los ambientalistas argumentan que eso es demasiado poco, y demasiado tarde.