El dato surge de un comparativo del FMI, donde se infiere que el desorden económico no se debe a los subsidios a la energía, sino al desborde de los “otros gastos”
Los economistas argentinos pontificaron hasta el hartazgo que uno de los problemas relevantes de la economía argentina es el dinero gastado por el Estado en subsidios a la energía. Sin embargo, basta con visualizar un comparativo de subsidios editado en agosto último por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para comprobar que esa afirmación es, groseramente, falaz.Ni los economistas serios, ni aun aquellos posicionados a la izquierda de Lev Trotski, ponen en duda la rigurosidad del FMI en generar estadísticas comparativas globales por países. Pues bien: en los últimos días, apareció un inquietante cuadro estadístico donde se demuestra que los subsidios en Argentina eran (y son) bajos con relación a los vigentes en economías ordenadas como Estados Unidos, Brasil, México o Francia, por citar algunos ejemplos. Los datos del Fondo aparecen en un “papper” que compila la información a diciembre de 2022, es decir cuando en el país todavía se discutía el alcance de la quita de subsidios a la energía, por considerarlos uno de los principales artífices del déficit fiscal, generador de la disparatada inflación.
Para los más escépticos, el trabajo del Fondo aparece en el link file:///C:/Users/Alejandro/Downloads/wpiea2023169-print-pdf.pdf. Ahí puede consultarse la la estadística llamada “Datos de subsidios a los combustibles fósiles: actualización de 2023”. Cabe recordar que los combustibles fósiles representan poco más del 84% de la matriz energética de Argentina.
La información comparada es imperdible, por lo reveladora. Durante el año pasado el país gastó en subsidios directos e indirectos a la energía fósil 1,1 dólar por habitante (antes de la cruzada por la quita de subsidios). Esa erogación aparece relativamente baja: fue del 0,11% de Francia; 0,14% de México, y menos de la mitad (49%) los subsidios generados por Estados Unidos. El cuadro del trabajo presenta los datos de “solo” 25 países. Argentina se encuentra entre los cinco con menos subsidios por habitante de ese escuadrón. Las demás naciones (Alemania, China, Australia, Japón, Arabia Saudita, etc) subsidiaron su energía en mayor (y en muchos, casos en mucho mayor) medida.
Ya en valores absolutos, en 2022 el país destinó a subsidios directos e indirectos a la energía fósil el 8,9 de su PIB, muchísimo menos que el 27,2% de Irán, 23,9% de Rusia, 12,6% del PBI de China… todos países que destinan gran parte de su presupuesto a gastos de defensa (que Argentina no tiene). Según el Fondo, los subsidios a los combustibles fósiles en 2022 se dispararon hasta alcanzar un monto histórico de 7 billones de dólares (“trillons” norteamericanos) el año pasado, cuando los gobiernos ayudaron a los consumidores y a las empresas durante la escalada mundial de los precios de la energía causada por la invasión rusa de Ucrania y la recuperación económica tras la pandemia.