La inauguración del Gasoducto Nestor Kirchner coincidirá con precios del gas diez veces más bajos que en 2022

Energías Limpias

Las fuertes caídas del GNL opacan la estimación oficial de que el país ahorrará 2.200 millones de dólares anuales por la conexión con Vaca Muerta
 “El que se levanta tarde, ni oye misa, ni come carne” dice el proverbio. Y al parecer eso aplica a la demorada iniciativa estatal argentina de construir un mega gasoducto a partir de Vaca Muerta.

Precisamente cuando el precio mundial del gas natural se derrumba, sin que nadie se anime a predecir cuál será su valor piso. En los últimos cinco años llegó a su precio mínimo de 5,18 euros en abril del 2020 en el TTF holandés que sirve de referencia a todo el mundo. Luego, a consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania, en julio del año pasado el valor del megavatio hora (MWh) trepó como en un cohete al estrafalario precio de 350 euros en agosto del año pasado. Pero a partir de ahí, precisamente cuando se proyectaba la inversión del gasoducto de Vaca Muerta, el gas comenzó a caer. Y caer. Y caer…. para cotizar en estos días a 28 euros, sin encontrar todavía su piso. Por tal razón, parece cuanto menos exagerada la estimación oficial de que el Gasoducto Nestor Kirchner permitiría un ahorro de 2.200 millones anuales en importaciones y subsidios, y mucho menos que transforme la matriz económica del país.

Los precios del gas natural licuado (GNL) bajan porque los operadores descuentan menos problemas de abastecimiento, tanto en el presente como en el futuro. Los analistas de Morgan Stanley señalan que el uso del gas en las principales economías europeas se mantiene por debajo de la media de los últimos cinco años. Europa recibe en estos días alrededor de 20 millardos de metros cúbicos (bcm) de GNL ruso y otros 20 por el tubo de Yamal (en el ártico ruso), cuando históricamente entraban un total de 170 bcm: 20 y 150, respectivamente. A esa circunstancia se suma el hecho de que China no repuntó las compras de gas, luego de levantar las restricciones por el Covid. Es más: durante el primer trimestre del año, China estuvo reexportado volúmenes récord de GNL. Además, se estima que Estados Unidos aumentaría sus exportaciones del fluido, lo que podría repercutir directamente en el mercado basado en el centro de distribución de gasoductos Henry Hub (Luisiana, propiedad de Chevron). Solo por considerar esas razones, se estima que los precios del GNL bajarán más, y que la inauguración del gasoducto que conectará a Buenos Aires con Vaca Muerta coincidirá con precios internacionales notablemente bajos con relación al pasado reciente. Pero hay más.

Temperaturas más cálidas que lo normales en el hemisferio norte, una caída acusada de la demanda, el aumento de las energías renovables para generación de electricidad, así como la abundancia de gas acumulada en los depósitos europeos (hoy en alrededor del 63%) son, a juicio de los expertos, las principales razones que provocan un descenso de los precios. Europa hizo acopio el otoño pasado de gran cantidad de GNL para no quedarse sin reservas durante el próximo invierno, tras el cierre del grifo por parte de Rusia, lo que provocó que decenas de barcos quedaran parados en alta mar, a la espera de tener vía libre para descargar el combustible. El volumen de GNL paralizado en alta mar durante más de 20 días, llegó a superar los 3,4 millones de toneladas métricas; el nivel más alto en esta época del año desde 2017 y se acerca al máximo histórico alcanzado a finales de mayo de 2020, cuando la demanda mundial de energía colapsó tras estallar la pandemia.

Lo cierto es que hay una oferta muy alta y una demanda baja que, en el caso del gas, también está influenciada por la generación de electricidad. En las últimas semanas en el hemisferio norte se registraron vientos muy potentes, lo que llevó a multiplicar la producción eólica (la fotovoltaica también, pero es más previsible), por lo que se deprimió la demanda de gas y eso también repercutió en el mercado eléctrico. Porque es el gas y la electricidad están correlacionados: si el gas sube, la electricidad sube y si el gas baja, la electricidad hace lo propio. En su informe trimestral sobre el mercado del gas, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) informó que su consumo en Europa bajará un 5% en 2023 a consecuencia de la expansión de las energías renovables para la producción de electricidad.

Pese a todo, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) apuntó posibles riesgos de suministro en el cuarto trimestre, por lo que advirtió a Europa a no confiarse en sus inventarios de gas. Según el organismo internacional, el suministro mundial de gas “se mantendrá ajustado en 2023”, ya que el equilibrio global “está sujeto a una gama inusualmente amplia de incertidumbres”, entre los que menciona “factores climáticos adversos, un verano seco, un cuarto trimestre frío y una menor disponibilidad de GNL”. Habrá que estar atentos.