China lidera la producción de hidrógeno y los gobiernos de países desarrollados incentivan con parsimonia las inversiones

Sustentabilidad

El Ejecutivo argentino se diferenció con un proyecto de Ley con trabas a las inversiones y retenciones a las exportaciones, porque pretende “privilegiar” el mercado local.
Las inversiones en energías limpias superarán a las realizadas en energías fósiles en un 70%. La inversión global en energía limpia está en camino de aumentar a 1.700 millones, con la energía solar eclipsando la producción de petróleo por primera vez en la historia.

El dato surge de un trabajo presentado el viernes por la Agencia Internacional de Energía (AIE), la organización creada por la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) luego de la primera crisis del petróleo de 1973. Hace cinco años, las inversiones en energía limpia eran equivalentes a las concretadas en energía fósil.

Las flamantes proyecciones de la AIE indican que la producción de hidrógeno de bajas emisiones es un 50% superior a la estimada en setiembre del año pasado. Ahora la organización calcula que en 2030 podría alcanzar los 38 millones de toneladas o, si se quiere, 38.000 millones de kilos (técnicamente 38 Mt o megatones): 27 Mt se basan en electrólisis y electricidad de bajas emisiones y unos 10 Mt en combustibles fósiles con captura, utilización y almacenamiento de carbono. De ese gran total, 17 Mt provienen de proyectos en las primeras etapas de desarrollo.

Se estima que este año la energía solar atraerá más capitales que la producción mundial de petróleo. Las energías renovables, lideradas en energía solar y en automóviles eléctricos, están a la vanguardia del aumento mundial esperado en las inversiones energéticas durante este año. Pero atención: ese crecimiento profundiza la brecha entre los países ricos y pobres. Mas del 90% del aumento de las inversiones limpias se produjeron en economías desarrolladas y en China.

Según el informe, los chinos avanzan a velocidades inigualables en el mundo. “En 2020, China representó menos del 10% de la capacidad mundial de electrolizadores instalados para la producción de hidrógeno dedicada, concentrada en pequeños proyectos de demostración – consigna el informe -. En 2022, la capacidad instalada en China creció a más de 200 MW, lo que representa el 30% de la capacidad global, incluido el proyecto de electrólisis más grande del mundo (150 MW)”. Y para fines del corriente año, “se espera que la capacidad instalada de electrolizadores de China alcance 1,2 GW, el 50% de la capacidad global, con otro nuevo proyecto de electrólisis de tamaño récord mundial (260 MW), que comenzó a operar este año. China está preparada para consolidar aún más su posición de liderazgo en el despliegue de electrolizadores: el país representa más del 40% de los proyectos de electrólisis que han alcanzado FID a nivel mundial”.

El informe consigna que los gobiernos comenzado a proporcionar fondos para apoyar los primeros proyectos a gran escala, pero la lenta implementación de los planes de apoyo está retrasando las decisiones de inversión. “América del Norte y Europa han tomado la delantera en la implementación de iniciativas para fomentar la producción de hidrógeno bajo en emisiones. Se están poniendo a disposición grandes cantidades de financiación gubernamental a través de esquemas como el Crédito Fiscal para la Producción de Hidrógeno de los Estados Unidos, los Proyectos Importantes de Interés Común Europeo de la UE y el Modelo de Negocio de Hidrógeno Bajo en Carbono del Reino Unido. Sin embargo, los largos retrasos entre el anuncio de los planes y el momento en que los fondos se ponen a disposición de los desarrolladores de proyectos están retrasando la ejecución del proyecto e incluso poniendo en riesgo los proyectos. Esto se ha visto agravado por la falta de claridad sobre la regulación, que sólo muy recientemente se ha resuelto en algunas jurisdicciones”, consigna el informe.

Cabe consignar que, mientras que eso ocurre en el mundo desarrollado, lejos de todo, en Argentina, el Poder Ejecutivo busca hacer exactamente lo contrario. Días atrás envió un proyecto de Ley que plantea serias trabas a la inserción del país en el mercado mundial del hidrógeno. El texto ingresado en el Congreso establece múltiples barreras a la inversión, quitando competitividad a los actores locales frente a los proveedores globales. No se incentiva la inversión, sino todo lo contrario. Se establecen desde retenciones hasta prioridades industriales confusas. Planta primero el desarrollo de una industria local orientada al mercado interno, para luego escalar algún día a la exportación. Ello implica elegir “un camino largo que baja y se pierde”, sin tener en cuenta los tiempos con los que se cuenta y la competencia internacional. Otra vez, sopa.