Klaukol quedó obligado a “no pegar” más contaminación en La Matanza

Sustentabilidad

El Ministerio de Medio Ambiente provincia y ACUMAR deberán ponerse las pilas para cumplir un fallo dictado luego de más diez años de movilizaciones barriales y de un lapidario informe del CONICET
La justicia federal paralizó la fábrica del popular adhesivo Klaukol de La Matanza por contaminación. El fallo del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional de Morón N°2 determinó el cese de actividades de la planta de Sika Argentina, la más grande de Sudamérica, y ordenó la intervención del Ministerio de Ambiente provincial y ACUMAR cuyos titulares, junto a la Intendencia del partido, sugestivamente miraron para otra parte cada vez que había movilizaciones de los vecinos de la zona.

 También “no registraron” un informe del Conicet que confirmó que de la fábrica emanan altos niveles de polvo de sílice. El sílice es, detrás del tabaquismo, la segunda causa principal de cáncer de pulmón. El cierre será hasta que se lleven adelante todas las medidas de mitigación para impedir la exposición a la polución de los habitantes del barrio “Las Mercedes” de Virrey del Pino (de La Matanza) al material en cuestión. El expediente demoró 10 años en resolverse.

Según la demanda, el polvillo que emana de las chimeneas de la planta, daña los pulmones, los ojos y la piel, por lo que muchos deben usar broncodilatadores, gotas oftalmológicas y cremas. Por eso los organismos estatales quedaron obligados por el tribunal a que “descarten la relación causal entre las patologías advertidas y la actividad industrial, o bien se hayan llevado adelante todas las medidas de mitigación que impidan la exposición” del material particulado que, según la demanda, consta de sílice, plomo, fosforo, mercurio, y arsénico entre otros.

Sika Argentina es propiedad del grupo suizo Sika Schweiz AG, con sede en la comuna de Baar (en el cantón Zug) que opera en 101 países. Sika participa en el programa "Responsible Care" de la industria química desde 1996 lo cual permitiría “ahorrar recursos, energía y clima de forma sostenible”. Su filial en La Matanza funciona desde el 2003 produciendo cemento, pastinas, adhesivos, hidrófugos y otros materiales de construcción, luego de haber sido comprada a la francesa Parez controlada por el fondo CVC. La planta se instaló en un barrio humilde que existe desde 1965.