El metano de la atmosfera se mantiene prácticamente inalterado

Sustentabilidad

El dato es alentador porque, aunque las emisiones volvieron crecieron como todos los años, esta vez aumentaron sólo el 0.5%, lo cual es muy poco con relación a registros anteriores y frente a la evolución del PBI mundial.

Un informe de la Agencia Internacional de Energía (IAE) conocido anoche da cuenta de un muy ligero aumento de la cantidad de emisiones globales de metano. Además, el crecimiento volvió a desacelerarse por segundo año consecutivo. Esta vez fue del 0.5% en tanto que el PBI mundial habría crecido el 3%, Según la entidad, el año pasado la liberación de metano a la atmósfera alcanzó a 1.922 ppb (partes por billón anglosajona, es decir por cada 1.000 millones según el lenguaje latino), casi lo mismo que en 2022, cuando el registro alcanzó 1.912 ppb, aunque 6% más que hace diez años.

El sector de la agricultura volvió a liderar las emisiones procedentes de la actividad humana (aunque los humedales, que son una fuente natural de metano, aportaron emisiones por 194 toneladas métricas (Mt, una medida que representa 1.000 kilogramos).

El impulso del agro

La agricultura aportó 142 Mt, seguida por el sector energético, que fue responsable de 130 Mt de emisiones de metano en 2023. Las operaciones petroleras fueron responsables de alrededor de 50 Mt de emisiones de metano y poco menos de 30 Mt se emiten de la cadena de suministro de gas natural. Un millón de toneladas adicionales se escapan de equipos de uso final. El carbón representó otros 40 Mt, procedentes principalmente de minas subterráneas (25 Mt). Otros 71 MT se generaron por la disposición de residuos. Y otros 10 Mt procedieron de la combustión incompleta de bioenergía, en gran medida procedente del uso tradicional de biomasa, como el cocinar.

El metano es responsable de casi un tercio del aumento de las temperaturas globales desde la Revolución Industrial, y el sector energético –incluido el petróleo, el gas natural, el carbón y la bioenergía– es la segunda mayor fuente de emisiones de metano procedentes de la actividad humana. En los humanos genera la sensación de ardor y falta de aire. Complica los cuadros de asma, y causa disfunciones pulmonares, incluso muertes prematuras. Además, altera la respuesta del sistema inmunológico, mermando su capacidad para responder a enfermedades como el COVID-19 que, como se sabe, afecta principalmente las vías respiratorias.

La vida es corta

Si bien el metano en la atmósfera se disipa más rápido que el dióxido de carbono (CO2), es un gas de efecto invernadero mucho más potente durante su corta vida útil, de unos 12 años. En cambio, el CO2 necesita siglos para disiparse. Como resultado, reducir las emisiones de metano es una de las mejores formas de limitar el calentamiento global y mejorar la calidad del aire en el corto plazo. El impacto de una tonelada el metano equivale a 82-87 toneladas de CO2 en un período de 20 años (GWP20). Otros analizan su impacto en un período de 100 años (GWP100), donde una tonelada de metano equivale a unas 30 toneladas de CO2.

Estados Unidos lidera la estadística

Los 10 principales países emisores fueron responsables de alrededor de 80 millones de toneladas de emisiones de metano procedentes de combustibles fósiles en 2023, dos tercios del total mundial. Estados Unidos – el mayor productor mundial de petróleo y gas – fue también el mayor emisor procedente de operaciones de petróleo y gas, seguido de cerca por Rusia. China es, con diferencia, el mayor emisor en el sector del carbón. Según el análisis de la AIE, alrededor del 40% de las emisiones de metano procedentes de operaciones con combustibles fósiles en 2023 podrían haberse “evitado sin coste neto”, ya que el valor del metano capturado era superior al coste de la medida de reducción. Reducir las emisiones de metano de los combustibles fósiles en un 75% para 2030 requeriría un gasto de alrededor de 170.000 millones de dólares, menos del 5% de los ingresos generados por la industria de los combustibles fósiles en 2023.

El informe, que incorpora sus lecturas junto con datos de otras campañas de medición con base científica, señala que los satélites identificaron un aumento sustancial de las principales fugas de combustibles fósiles en 2023 en comparación con 2022, con más de 5 millones de toneladas de emisiones detectadas, incluso de un pozo estallado en Kazajstán, que duró más de 200 días.