La desforestación en Argentina sigue... y sigue “muy bien, gracias”

Sustentabilidad

Solamente en 2023 en el norte del país se desforestaron 126.149 hectáreas, sumando 6% más a la eliminación de bosques del año anterior. Chaco y Santiago del Estero lideraron “cómodos” las pérdidas de la diversidad. Latinoamérica es una de las tres regiones del mundo donde más avanza la desforestación. En Argentina hay un fondo que maneja más de u$s16.000 millones anuales sostenido por rentas generales, que “nunca alcanza”.

Contra viento y marea, la “industria” de los desmontes ilegales en Argentina funciona. Y lo hace a todo vapor. Según datos difundidos por la organización ecologista Greenpeace, solamente durante el año pasado se desmontó en el norte del país (sin los permisos correspondientes) 126.149 hectáreas, frente a las 118.805 del año anterior; una cifra que equivale a más de media ciudad de Buenos Aires. El dato surge de la comparación de imágenes satelitales para el monitoreo de desmontes que tiene la organización.

El ranking de los mayores desmontes ilegales durante el año pasado fue el siguiente:

  • Chaco, 57.343 hectáreas;
  • Santiago del Estero, 42.871 hectáreas;
  • Formosa, 17.409 hectáreas; y,
  • Salta, 8.526 hectáreas.

De tal modo, en los últimos 24 años en toda la Argentina se desmontó “una superficie similar a la de la provincia de Formosa” advirtió la organización. “Más deforestación significa más cambio climático, más inundaciones, más desertificación, más desalojos de comunidades campesinas e indígenas, más desaparición de especies en peligro de extinción y, más enfermedades”, advirtió el coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace, Hernán Giardini. “Es evidente que las multas son insuficientes para desalentar desmontes e incendios forestales. Los responsables, rara vez son obligados a reforestar. En muchos casos es clara la complicidad de funcionarios. Es hora de penalizar la destrucción de los bosques”, agregó.

El avance latinoamericano

La desforestación en Latinoamérica es una de las tres regiones del mundo donde más avanza la desforestación. En Asia, la desforestación bajó un 18% y en países como Malasia e Indonesia se cumplieron los objetivos para 2022. Según datos difundidos por la agencia Bloomberg, el crecimiento de la desforestación en la región duplica la tasa global. Se incrementó un 8% en 2022 con respecto al año anterior, el doble de la pérdida arbórea mundial. Los bosques ocupan un 46,4% de la superficie (935.5 millones de hectáreas de bosques y selvas). Más de 140 países se comprometieron a detener y revertir la deforestación para 2030 en virtud de la Declaración de los líderes de Glasgow sobre bosques y uso de la tierra. Pero, como dice el proverbio, “del dicho al hecho hay mucho trecho”.

Informes publicados recientemente por la organización Forest Declaration Assesment encontró que entre 2021 y 2022 la desforestación aumentó entre un 4% y un 7%, lo que significa un “pérdida permanente de 5,8 y 6,6 millones de hectáreas de bosques. Los esfuerzos globales para proteger otros ecosistemas con vistas los compromisos firmados en Glasgow por 145 países al 2030 no están obteniendo mejores resultados, ya que la degradación de las turberas se produce en un área aproximadamente del tamaño de Kenia (57 millones de hectáreas o Mha) y las pérdidas de manglares una vez más aumentan”, informó.

Hipocresía: Los que más protestan, mas destruyen

Según Global Forest Watch, los principales “desforestadores” del Mundo fueron, entre 2000 y el 2020:

  • Rusia (37,2 Mha);
  • Canadá (17,0 Mha);
  • Estados Unidos (14,0 Mha)
  • Brasil (8,6 Mha), y
  • China (6,69 Mha).

Nótese que el ranking incluye a muchos de los países que más alzan la voz por la desforestación… de los otros.

En Latinoamérica le siguen a Brasil (que no para con la desforestación de Amazonia) en este lamentable ránking:

  • México (1,42 Mha);
  • Argentina (1,11 Mha);
  • Colombia (1,09Mha);
  • Chile (0,73 Mha);
  • Uruguay, Paraguay y Bolivia (0,6 Mha).

Miles de millones para “protección teórica”

Desde fines de 2007 existe en Argentina una Ley de Bosques que establece un marco de “protección teórico” (teórico porque, a juzgar por los resultados, se incumple) que incluye a los árboles, las plantas y animales que habitan en los bosques, el suelo, subsuelo y atmósfera, con su clima y aguas propias. Uno de los aspectos más notables de esa ley es la creación de un Fondo Nacional para la Conservación de los Bosques Nativos. El 70% de ese fondo es para compensar a los dueños de tierras en las que hay bosques. Según el Presupuesto de este año, el fondo tendría (en pesos) el equivalente a unos 16.000 millones de dólares en tanto que el Programa Nacional de Protección de Bosques Nativos otros 1.600 millones de dólares, pagaderos por los impuestos de todos los contribuyentes y del 2% de las retenciones a las exportaciones del campo. Para dimensionar la magnitud de esa cifra, basta mencionar que la deuda externa argentina suma 381.727 millones de dólares.

En otros países, existen mecanismos más salomónicos. Los fondos de este tipo se financian con aportes de las empresas que más contaminan: a mayor contaminación, mayores son los aportes, y viceversa. En Argentina los legisladores optaron financiarlos sencillamente con rentas generales, con una administración poco transparente, ya que semejante cantidad de dinero prevista debería alcanzar para que muchos campesinos vivan de las rentas que les debería dejar estos fondos.