Cuáles son los bancos investigados por financiar esclavitud y desforestación

Sustentabilidad

Están en la mira de autoridades brasileñas y de la británica Financial Conduct Authority por transacciones vidriosas realizadas en Brasil
Un escándalo de proporciones mayúsculas involucra a bancos europeos que operan en Brasil, acusados de estar vinculados al “negocio” de la desforestación y de la esclavitud. La noticia apareció en la prestigiosa cadena de noticias europea Euronews, e involucra entidades como el suizo UBS, el británico HSBC, el alemán Deutsche Bank y el español Santander, tras la aparición de dos informes que los vinculan a daños ambientales significativos, y a la financiación del trabajo esclavo. El número de casos de “zaraza verde”, lavado verde o “greenwashing” aumentó un 70% en los últimos doce meses, según la proveedora suiza RepRisk de datos ambientales.

La cadena informa que la Autoridad de Conducta Financiera del Reino Unido (FCA, Financial Conduct Authority) investiga el mercado de préstamos vinculados a la sostenibilidad, mientras que el próximo año entrará en vigor un nuevo Reglamento Europeo de Bonos Verdes, un estándar de oro que tiene como objetivo eliminar cualquier lavado verde del mercado de bonos. Parece ser que los "bonos verdes" brasileños vinculan a los bancos europeos con acusaciones de deforestación y trabajo esclavo. Concretamente algunos bancos ayudaron a los inversores a comprar activos de inversión hipotéticamente verdes con fondos que finalmente financiaron empresas controvertidas, como deforestadores, acaparadores de tierras y ganaderos acusados de trabajo esclavo en Brasil. Los bancos que orquestan estas transacciones con bonos con comisiones que suele ser del 3% al 5% de la oferta total.

Las acusaciones se centran en los llamados Certificados de Cuentas por Cobrar de Agronegocios (CRA, por sus siglas en inglés), un valor respaldado por activos que representa la inversión en agro negocios. Esos títulos se conocen como bonos verdes, y se crearon inicialmente para apoyar las prácticas sostenibles de los agricultores a pequeña escala en Brasil. Pero en realidad, el mercado se hincó a unos 8.000 millones de euros y los bonos suelen financiar a grandes empresas y a sus proveedores. Son estos bonos los que vinculan a los bancos europeos con denuncias de deforestación e incluso de condiciones de trabajo esclavas.

Según el “Informe Unearthed” de Greenpeace, UBS ayudó al comerciante brasileño de granos Caramaru a recaudar fondos por valor de 66,5 millones de euros en CRA en octubre de 2021. Parte del dinero terminó en manos de los proveedores de soja de Caramuru, dijo Unearthed, algunos de los cuales tienen un historial de deforestación ilegal y acaparamiento de tierras. Otro incluso ha sido demandado por presunto trabajo esclavo. Caramuru niega haber actuado mal, alegando que supervisa el cumplimiento medioambiental de todos sus proveedores y que la empresa no ha hecho negocios con todos los proveedores. Por lo tanto, "es posible afirmar que la soja no fue adquirida en lugares con problemas de deforestación ilegal o acaparamiento de tierras, ni de fincas con trabajos similares a la esclavitud", dijo la empresa. Por su parte, UBS dijo que "no proporciona a sabiendas servicios financieros o de asesoramiento a los clientes" asociados con daños a bosques de alto valor de conservación, trabajo infantil y trabajo forzoso, entre otras prácticas.

UBS no es el único banco europeo en el punto de mira. El Santander participó en la recaudación de fondos por valor de 280 millones de euros en CRA para JBS, la mayor empresa de procesamiento de carne del mundo, en agosto de 2023, según Unearthed. JBS admitió en 2022 haber comprado ganado a un agricultor al que los fiscales calificaron como "uno de los mayores deforestadores de Brasil", a pesar de decir que tiene reglas estrictas y autoimpuestas sobre con quién hace negocios. El Santander también ayudó a Uisa, uno de los mayores productores de etanol y azúcar del mundo, a emitir una CRA verde de 150 millones de reales (unos 30 millones de dólares), por una comisión de aproximadamente 710.000 euros. Uisa recibió una docena de multas ambientales por deforestación ilegal, y también fue responsable de la fuga de material tóxico en un río que es vital para el pueblo indígena Umatina en el estado brasileño de Mato Grosso. Al igual que UBS, Santander afirma tener un estricto reglamento para eliminar los riesgos ambientales y sociales en su negocio, este último establece que las agencias de calificación crediticia están reguladas por la Comisión de Bolsa y Valores de Brasil. "Santander cuenta con sólidos procesos de gobierno corporativo para garantizar que se cumplan los estándares requeridos por el mercado", dijo el banco en un comunicado.

Además del informe Unearthed, un nuevo estudio de la ONG Agencia de Investigación Ambiental (EIA por sus siglas en inglés) con sede en Londres y Washington, vinculó a 62 bancos e instituciones financieras, incluidos algunos en Europa, con el daño a especies animales amenazadas. El informe afirma que los bancos invirtieron en tres empresas que producen medicina tradicional china, utilizando partes de leopardo y pangolín. Ambos animales están clasificados como especies altamente amenazadas, próximos a ser considerados en peligro de extinción. Una vez más, se menciona que UBS invirtió en las compañías, pero también lo son el prestamista británico HSBC y alemán Deutsche Bank. Los tres son miembros del Grupo de Trabajo Financiero Unidos por la Vida Silvestre (UfW) de la Fundación Real, que se lanzó en 2018 para detener el tráfico de vida silvestre, según el informe. Si bien HSBC y Deutsche Bank no son inversores directos en las empresas chinas, según el informe, están vinculados a ellas a través de empresas de gestión de activos. Afirman que estas inversiones se produjeron a través de fondos pasivos, un tipo de inversión automática, que consiste en canalizar dinero en acciones en función de un índice vinculado, informo la BBC. UBS no respondió a una solicitud de comentarios.

Tanto el informe de la EIA como el de Unearthed son solo dos de los muchos que pretenden arrojar luz sobre el impacto que las prácticas comerciales de los principales bancos tienen en el medio ambiente. El empeoramiento de los peligros del cambio climático ha llevado a los inversores y a las empresas de todo el mundo a recurrir cada vez más a los productos financieros ecológicos, incluidos los bonos verdes, y a presentarse como empresas sostenibles que se preocupan por el medio ambiente.

Sin embargo, el concepto de “zaraza verde” o “greenwashing”, que se refiere a cuando una empresa hace afirmaciones engañosas sobre el efecto positivo que tiene en el medio ambiente, también está cobrando importancia.

El número de casos de lavado verde por parte de bancos y empresas de servicios financieros de todo el mundo aumentó un 70% en los últimos 12 meses, según RepRisk, un proveedor suizo de datos ambientales, sociales y de gobierno corporativo. La Unión Europea espera frenar el flujo de lavado verde con su nuevo Reglamento Europeo de Bonos Verdes, que entrará en vigor en 2024. Introducirá sanciones legales para cualquier práctica comercial engañosa relacionada con la sostenibilidad y el medio ambiente. Las normas recientemente aprobadas contra el lavado verde en el mercado de bonos publicadas por eltablerodigital.com.ar incluyen un sistema de registro y un marco de supervisión. Según las nuevas regulaciones, las empresas que emitan bonos verdes deberán revelar más información sobre sus prácticas, especialmente para mostrar cómo estas inversiones se incorporan a los planes de las empresas para hacer la transición a una economía con cero emisiones netas de carbono. La Autoridad Bancaria Europea exigirá a los bancos que publiquen en sus libros el llamado ratio de activos verdes, un porcentaje de activos ambientalmente sostenibles.

La UE no es la única que quiere regular el lavado verde: La agencia Reuters informó que el gobierno suizo considerará el asunto como parte de un plan para introducir una regulación estatal general sobre finanzas sostenibles en el país. Suiza, un enorme centro de gestión de activos y patrimonios, representó inversiones sostenibles por un total de alrededor de 1,6 billones de francos suizos (1,69 billones de euros) en 2022, según la asociación sectorial Swiss Sustainable Finance. La Asociación de Banqueros Suizos, que representa a prestamistas como UBS y Julius Baer, así como a los bancos más pequeños de Suiza, quiere continuar con la autorregulación en lugar de estar sujeta a reglas gubernamentales más estrictas, según Reuters. UBS, el banco más grande del país con 5,5 billones de dólares en activos invertidos, también apoya la autorregulación, diciendo que establece un "estándar mínimo". "Existe una ola de regulación que está llegando a los bancos suizos... realmente los va a golpear", dijo Daniel Schmid Pérez, de la consultora bancaria ZEB. Estima que el costo total para que los prestamistas ajusten sus procesos sería de alrededor de 100 millones a 200 millones de francos. Sin embargo, muchos consideran que vale la pena impulsar la sostenibilidad en el esfuerzo por evitar el desastre climático.