Cuáles son los gobiernos más hipócritas sobre el cambio climático

Sustentabilidad

Más allá de “sentidos discursos” con lamentaciones y promesas de un futuro venturoso, Naciones Unidas tardó 14 años en recaudar “solo” 656 millones de dólares para un Fondo destinado a afrontar pérdidas y daños originados por la contaminación mundial.
Aunque lo parezca, no es broma: ese fue el único resultado tangible de la Cumbre Climática mundial que concluyó anoche en Dubái convocada por Naciones Unidas, llamada COP28, para acordar acciones concretas frente al cambio climático. El otro resultado fue la elección de la sede de la COP29 del año entrante, que recayó en la ciudad de Belem, pese a no contar con la infraestructura de Dubái y ser considerada como una de las ciudades con el tránsito más caótico de Brasil.

En cuanto a la COP28, asistieron 2.456 personas entre funcionarios, empresarios y lobistas. Hablaron y hablaron, desde el jueves 30 hasta ayer. ¿Conclusión? Ninguna, más allá de una clara hipocresía que se infiere sobre una supuesta preocupación por la salud planetaria. Solo aprobaron una lavada declaración final, invitando a los estados a iniciar una transición para alejarse de los combustibles fósiles “de manera ordenada y equitativa, acelerando la acción de esta década crítica”. Al respecto, el comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra, calificó este convite voluntarista no vinculante de "histórico".

En cuanto al Fondo que administrará el Banco Mundial, recaudó de 656 millones La cifra, tomada fuera de contexto, “es un número” importante para cualquier empresa. Pero para dimensionarla, hay que decir que se trata de un proyecto acordado en 2009 en la COP15, donde los países se comprometieron a movilizar unos 100.000 millones anuales. Desde entonces, pasaron 14 años, con un fondo absolutamente vacío.

Finalmente, este año en Dubái Naciones Unidas decidió “pasar la gorra”. El resultado: los aportes no llegaron ni al 1% de los compromisos, muy alejado de los costos anuales originados por el cambio climático, estimados para el 2030 entre 290.000 millones y 580.000 millones. Es decir que, una cosa es la que los representantes de las naciones pregonan, pero otra muy diferente es lo que hacen.

Las “notas de color” las dieron las delegaciones de algunos países con los mayores niveles de Producto Brutos por habitante: Finlandia, puso u$s 3,3 millones; Japón (u$s 10 millones); Canadá (u$s 11,8 millones); Países Bajos (u$s 16,3 millones), y la lista sigue. Estados Unidos, el segundo país con más emisiones de CO2 de origen fósil (detrás de China) con 5,1 giga toneladas anuales (según Global Carbón Budget Report 2023) se despachó con un aporte de 17,5 millones, equivale a 5,2 centavos de por cada norteamericano. Es el precio de 1,5 hoja de papel higiénico por cada habitante del país del norte (un rollo de 1000 hojas cuesta en Estados Unidos dólares 29,87). Claramente, escaso para limpiar…

Los chinos (los mayores contaminadores del mundo), directamente no aparecieron. Igual ocurrió con los representantes de muchos países se enorgullecen de tener los mayores PIB por habitante: los suizos, los australianos, los austríacos, los suecos, los israelíes, los belgas, los neozelandeses; todos miraron para algún costado (o directamente no miraron) a la hora de firmar el pagaré con su contribución. Igual ocurrió con todos los países latinoamericanos y de África, todos ausentes.

Los países que más se comprometieron con el tema fueron: Francia e Italia (108.9 millones cada uno); Alemania y Emiratos Árabes (100 millones), seguidos por el Reino Unido (50,6 millones de dólares). “¿Me están cargando?” se preguntó el influyente economista norteamericano Jeffrey Sachs. “El país que causó una cuarta parte de todas las emisiones en la historia industrial, aporta 17,5 millones de dólares”. Curioso y lamentable.